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☆
-'𝐇𝐢𝐤𝐚𝐫𝐢'-
—Pero enserio, ¿cómo le digo a la abuela que quiero una vaca?
—Primero que nada, ¿para qué rayos quieres una vaca, Alejandra?
—¿Por qué son lindas...?
Suspiré, nunca me cansaría de las ocurrencias de mi prima.
—Estás loca—reí—. Sólo dile y ya, si te dice que sí ella convencerá a mi tía.
—¿Y si dice que no?
—Pues tu vaquita valió madres.
—Pero--
—"Pero" nada, y deja de estar chingando. Allá será la una de la tarde, pero acá son las pinches cinco de la mañana.
—¿Neta? Que hueva me da tu vida primita.
—Si, si, lo que digas.
Seguí hablando con ella un rato más, hasta que escuché el grito de la abuela de fondo reclamando que olía a quemado.
—¡Mames wey! ¡El arroz!
Hice el esfuerzo para no dejar salir una carcajada—Salúdame a todos ahí y checa que puedes hacer con el arroz, yo me voy antes de que me cachen las enfermeras.
—Ah sí, cuídate Kari.
—Tú también cuídate, Ale.
Colgué la llamada con una sonrisa, disfrutaba ponerme al corriente con mi familia a pesar de vivir lejos.
Los extrañaba, pero sabía que mi lugar ahora era aquí, junto a la clase E.
Y tal vez junto a él...
Suspiré cual tonta enamorada y me dejé caer en el césped de la zona verde del hospital, viendo como la destrozada luna iluminaba el aun nocturno cielo de la ciudad.
Sonreí, lo más probable era que lo viera hoy.
Escuché un carraspeó detrás de mí, a lo que me incorporé y volteé en esa dirección.
Mierda.
—E-Enfermera Amy... ¿Qué hace levantada tan temprano? —pregunté nerviosa a lo que la mujer suspiró con cansancio.
—Mi trabajo es que cierta mocosa hija del jefe de mi jefe no se vuelva a escapar—soltó la pelirrosa con obviedad—, la verdadera pregunta aquí es ¿Qué haces tú aquí? ¿planeabas escaparte de nuevo, pequeña demonio?
Negué—No; quería hablar con mi familia y ya sabes la diferencia de horario, así que para no molestar a los demás pacientes o a mi tía vine a hacer la llamada aquí.
