En el que llega el momento de hablar

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La expresión confundida de Adam me hizo temblar por dentro. Estaba segura de que no esperaba eso de mi parte. Se bajó del banco y se alejó hasta apoyar la espalda en el mueble del fregadero, como si poniendo más distancia entre nosotros, pudiera hacer desaparecer esa pregunta.

—No era eso lo que deseabas saber el día de hoy, Sam.

—Pero es lo que te pedí y tienes que responder.

—Antes de decírtelo debemos hablar de algo más...

—No. Solo necesitas responder. Responde o me quedaré con tu auto.

Adam apretó los labios en una delicada línea y luego de unos segundos se pasó la mano por el cabello en gesto desesperado y miró hacia el suelo.

—Sam...

—Responde.

—Estoy enamorado de ti —dijo al elevar el rostro para mirarme fijamente—. Estoy loco por ti. He querido decírtelo, he querido estar contigo, y yo...

—Eso es suficiente para mí —aseguré, me bajé del banco, rodeé la barra y me acerqué a él.

—Sam...

Adam me observó intensamente, tan intensamente que todo dentro de mí se movió. Cada fibra, cada célula de mi cuerpo reaccionó ante sus ojos. Movió una de sus manos rápidamente a mi cintura, la otra la llevó atrás de mi cuello para acercarme y me besó. Me abracé a él con fuerza y moví mis labios sobre los suyos, emocionada por el contacto. Era increíble. Sinceramente lo mejor que hubiese experimentado en la vida; sus labios eran suaves y fuertes a la vez, demandantes, como si me exigieran algo que sabían que solo los míos podían darle.

Mi corazón latió desbocado contra mi pecho que estaba pegado al suyo y Adam gimió contra mi boca ligeramente abierta; introdujo su lengua con lentitud y suavidad para explorar la húmeda cavidad detrás de mis labios y yo me anclé a sus hombros con una mano mientras con la otra descubría el intenso éxtasis que me provocaba el tener su cabello entre mis dedos.

Me hizo girar de repente y me apretó, dejándome entre el mueble y su duro cuerpo. Jadeé en el momento en el que él succionó mi labio inferior e introdujo su mano derecha por debajo y atrás de mi blusa para acariciar toda mi espalda. Las sensaciones que despertaba en mí eran tan nuevas... jamás me habían acariciado de ese modo, con tanta ternura y deseo a la vez... no pensé que pudiese ser posible.

—Eres deliciosa —escuché que me dijo cuando se alejó solo un poco para tomar aire y luego siguió besando mis labios. Ni siquiera me molestó el hecho de tener el labio sensible, más bien, y por más extraño que pudiese sonar, el ligero dolor que sentía cada vez que él lo mordía o lo apretaba con los suyos, me gustaba, me hacía sentir viva.

Me moví a la velocidad del rayo y sujeté los bordes inferiores de su camiseta para quitársela. Adam reaccionó de inmediato y me quitó las manos acompañando la acción con un sonido gutural de advertencia. Como no me permitió hacerlo, introduje mis manos entre la tela y su cuerpo, y acaricié su abdomen mientras él movía su rostro hacia la derecha y buscaba una manera de tener un acceso más profundo a mi boca. Soltó un suspiro cuando toqué su abdomen con las yemas de los dedos y supe que le gustaba. Llevé mis manos al botón de su pantalón, lo abrí, bajé el cierre e intenté introducir mi mano entre su ropa interior y su piel. Adam rugió como un león enjaulado y se alejó de mí. Se pasó las manos por el rostro y recargó la espalda en la barra mientras yo permanecía en el mismo lugar con la respiración entrecortada.

—Sam... —susurró con la voz entrecortada—. Necesitamos hablar.






N/A: Bueno, espero les haya gustado  el avance. Ahora será el turno de Adam de confesar la verdad... tienen alguna idea en mente? Agradezco a todos los que han seguido hasta este punto; sé que se pueden pensar demasiadas cosas malas de los personajes, pero espero les den la oportunidad de explicar sus posiciones. Un beso a todos!

Un juego peligrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora