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Con su dedo índice giraba un kunai mientras su distraída mirada recorría las oraciones de su libro cuando un aleteo cercano llamó su atención. Deslizó el arma para tomarla en una posición de lanzamiento, directamente dirigiendo el kunai hacia la persona que se acercaba, amenazando con penetrar su rostro. Sin embargo e incluso antes de que el propio Itachi sacará su arma para bloquear, la mano de Obito se interpusó y la sangre brotó cuando sus dedos se cerraron alrededor del filo.

—Esto no es muy amigable de tu parte, Kakashi —comentó con una leve risa Obito, quien lanzó el kunai de regreso a su dueño.

Kakashi recogió su arma, sus indiferentes ojos analizaron a ambos Uchiha para luego negar suavemente— Obito, no puedes estar aquí ni mucho menos traer a un niño.

—Él quería preguntarte algo y como el excelente senpai que soy, lo traje —una sonrisa orgullosa adornó el rostro del Uchiha mayor.

—Está bien, pregunta lo que quieras y luego váyanse, la reina nos decapitará si se da cuenta de que ustedes están en los aposentos de su hijo —Kakashi suspiró sin muchas ganas, relajando sus hombros en el proceso.

Itachi había oído al único príncipe del reino de XuanWo, cuyos paraderos habían sido un misterio por las últimas décadas. A pesar de su curiosidad por dicha persona, el Uchiha menor hizo la pregunta que lo carcomía— Hatake-san, ¿conoce algún método para poder entrar al mundo humano con menos esfuerzo y quedarse ahí por más tiempo?

—Definitivamente no —la directa respuesta del peliplata cortó la poca esperanza que mantenía. Pareció pensarlo por unos momentos y luego negó con la cabeza.

—Es mejor dejar que el cuerpo se preparé para la entrada, si fuerzas el proceso, solo vas a herir tu cuerpo humano —sus oscuros ojos grises se posaron sobre los de Itachi antes de decir— y el cuerpo humano es muy frágil, si lo rompes demasiado, es posible que nunca vuelva a recuperarse.

Teme's TextWhere stories live. Discover now