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—Quieres decir que, ¿Naruto es una deidad? 

—Ujúm. 

—Entonces todo ese drama que hicimos, mi energía espiritual y la sangre que usé para hacer el sello... ¿Fue todo en vano? —Obito no sabía si llorar o reír en esos momentos, jalando sus cabellos con frustración, pero a la vez un sentimiento de felicidad cosquilleaba en su marcado abdomen desnudo. 

—Me hubieran dicho que el humano se llamaba Naruto Namikaze y todo esto hubiera sido prevenido —destacó Kakashi ajustando la venda sin piedad, causando un gruñido de su antiguo compañero. Chequeó que la herida de su abdomen estuviera completamente curada y luego le dedicó un dulce golpe en la cabeza—. Eres una deidad tan vieja, pero aún fuiste herido por una deidad menor, eres una deshonra para nuestro maestro. 

—Obito-san... Lo siento, estaba preocupado por mi hermano y lo herí sin pensarlo dos veces —Itachi habló con sinceridad, evitando la mirada de sus mayores con la cabeza algo gacha pero sin parecer sumiso. 

—Tranquilo Itachi, solo es una herida pequeña, ya sanó por completo. Solo que mi gran amigo insistió en ponerme medicina —Obito mencionó entre dientes, recibiendo un segundo golpe del Hatake. 

—Para la próxima vez, sé más maduro y cuéntame toda la situación en vez de lanzarte como un idiota —regañó sin enojo el de cabellos plateados, sus doce colas del mismo color moviéndose a ritmos suaves y diferentes como si poseyeran vida propia. Giró su cuerpo con la intención de irse. 

—Hatake-san, ¿usted conoce a Naruto? —inquirió Itachi, sus ojos brillaron con curiosidad. 

—¿Cómo no conocería al hijo de mi propio maestro? —respondió de manera indirecta el Hatake, levemente sonriendo discretamente por debajo de su máscara cuando notó como Itachi fruncía el ceño para procesar la información. 

—¿Su maestro es Minato Namikaze, no? 

Teme's TextDonde viven las historias. Descúbrelo ahora