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Una costumbre que tenía la familia Uzumaki era formar una reunión cada vez que algún miembro lo consideraba necesario. La última que hubo fue por la desaparición de alguien, pero ese asunto ya había sido resuelto cuando la muchacha regresó con algunas heridas pero viva y más jovial que nunca.

Kushina tomó en la silla principal e hizo un gesto para que los demás tomarán asiento en las sillas a sus lados de la larga habitación. Partículas de polvo se pudieron ver flotando con la luz solar que se filtraba por la puerta y ventanas. El interior iluminado y aromatizado con algunas velas. El aroma de canela acariciando las fosas nasales y relajando los músculos como efecto medicinal.

—Naoki, has convocado una reunión familiar para discutir un matrimonio, ¿podrías elaborar tu idea? —Kushina inició tranquila.

Naoki retorció sus manos con nerviosismo, el calor de su preocupación subió hacia su rostro, calentando sus mejillas. Distinto a los demás, su cabello era menos brillante y rojo, siendo más bien un marrón rojizo apagado.

—Sí, tía. Nuestra familia tiene un acuerdo matrimonial con la familia Senju, y estaba previsto que Naruto fuera quien lo cumpliera en nuestra generación. Aunque, es evidente que Naruto no tiene interés en las princesas y príncipes Senju —Naoki detuvo sus palabras, alzando sus ojos verdosos hacia los de Kushina, quien mantenía un rostro sereno. La miraba esperando que dijera algo, pero sólo el silencio le siguió. Así que apretando sus uñas contra sus palmas, reunió el coraje para decir;

—Por lo que pensaba que tal vez, yo podría tomar su lugar como candidato a matrimonio.

Si antes Naoki ya se sentía nervioso con lo que haría, entonces ahora estaba cien veces peor con todas las miradas clavadas en su cabeza, siendo los ojos inquisidores de Kushina los que más lo aterraban. Por favor tía, usted me vio crecer con Naruto, no me parta por la mitad por esto.

—¿A quién tienes en mente como esposa o esposo? —fue, extrañamente, la pregunta que hizo Kushina, una sonrisa adornando su rostro mientras se estiraba a tomar su taza de té y beber un poco de este. Naoki quiso llorar del alivio que sintió por aún tener sus dos piernas adjuntas a su cuerpo.

—Mi reina, el estatus de Naoki no se puede comprar al del príncipe heredero por muchas sentidos, temo que la familia Senju se ofenderá con este cambio que propone —alguien comentó y Naoki sintió su corazón hundirse por lo que temía: que él no fuera suficiente.

—Naoki es un Uzumaki y mi sobrino, es un joven fuerte y educado, no veo el porqué la familia Senju se ofendería si el se casará con alguno de sus descendientes —Kushina alzó una ceja, un gesto dando a entender al hablante continuará.

—No podemos omitir el hecho de que Naoki es un huérfano, no tiene unos padres ni una familia cercana que lo respalde.

Naoki bajó su mirada, sus ojos abriendo y cerrándose con prisa en un intento de detener las lágrimas que se acumulaban. Sintió el picor en su nariz y sus labios temblar. Mordió con fuerza su mejilla interior, esperando que que el dolor evitará su llanto, que de seguro sería una razón más para que lo señalarán como el débil Uzumaki sin padres y sin futuro. Un sentimiento de opresión de hizo presente en su pecho, y por unos momentos creyó que era por su tristeza hasta que se dio cuenta del frío que escalaba por sus huesos. El frío no era penetrante ni doloroso, sino triste.

—Quiero que recuerdes el porqué Naoki quedó huérfano en primer lugar: sus padres no dudaron ni un momento de sacrificar sus vidas por nuestra familia, pero tu dudas que si su hijo es digno o no.

—No es una cuestión en porqué murieron sus padres, sino en el hecho de que no tiene padres, Kushina.

Naoki apretó sus labios temblorosos, rápidamente secando las lágrimas que se escurrían por sus ojos en un intento de ocultarlas con su rostro agachado. Lo que lo ponía triste no era el hecho de recordar a los padres que nunca estuvieron con él, sino el hecho de que ese factor definía que era él como persona. Como si al no tener padres, fuera un desconocido para su familia. Por más veces que le dijeran eso, jamás se acostumbró al dolor de sus pensamientos.

Teme's TextWhere stories live. Discover now