𝐋𝐨𝐮𝐝 °┇YiZhan ²

10

En el viaje de regreso, por más que ambos se sentaron en el asiento de atrás, Zhan parecía apartado, miraba a la ventana, ignorando completamente a Yibo.

El rubio no se iba a quedar así, así que paso al medio del asiento, tomándo la mano de Zhan, haciendo que este se sobresaltara, se giro hacia el y tardó un momento en dejarlo entrelazar sus dedos.

-Siento que tengo que pedir perdón - murmuró Yibo -, no supe que hacer, Zhan, lo siento.

El pelinegro sonrió un poco, conmovido por el gesto de su novio.

No estaba enojado, simplemente se sentía mal con si mismo, y quería estar apartado.

Pero sabía que no podía librarse de su sobreprotector novio.

Zhan asintió, abrió la boca para hablar pero la cerró, alzó la mano e hizo una seña.

"Está bien"

Yibo pasó la vista de la mano de Zhan hacia su rostro, viendo cómo lentamente los ojos de Zhan enrrojecer mientras él intentaba aguantar el llanto.

-No, bebé - dijo, aunque su tono fue un poco brusco -. Tu puedes, lo sabes.

Zhan negó, mordiendo su labio con fuerza, su mirada bajó hacia su regazo.

Yibo tomó con suavidad su rostro, alzandolo, los brillantes ojitos de su novio lo miraron, quebrandose un poco el corazón.

-Esto ya te pasó una vez, Zhan, ¿Recuerdas? Cuando volvimos de campamento - el rubio esperó hasta que el chico asintió -. Esto es como cada vez que vuelves a hablar en las mañanas, ¿Sí? Cuando me das los buenos días, ¿Esta bien?

Zhan sólo lo miraba, sus ganas de llorar se habían ido a pesar de que sus lágrimas seguían en sus ojos.

-Solo te pusiste nervioso, bebé - dijo Yibo, refiriéndose a lo que le había contado la fonoaudiologa -. Nos pasa a todos, esta bien, pero sabes que puedes, ¿Lo dices? ¿Por mí?

Zhan sonrió un poco, cerrando sus ojos un momento, buscando, como todas las mañanas, el punto exacto en su pecho de donde sentía su voz.

Tomando aire, lo logró.

-Bu-Buenos días.

Zhan rio un poco, los labios de Yibo sobre los suyos lo interrumpieron, dejando en un beso corto pero con ganas, haciéndolo sonreír.

La señora Xiao los miró con ternura por el espejo, sonriendo ampliamente mientras estacionaba el auto frente a su hogar.