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𝐄𝐒𝐏𝐄𝐂𝐈𝐀𝐋 𝐒𝐀𝐍 𝐕𝐀𝐋𝐄𝐍𝐓𝐈𝐍 𝟑/𝟑 ❤️


Había empezado el día bastante temprano. Si a no dormir en prácticamente toda la noche y levantarse  cuando vio al Sol hacerlo se le podía decir de esa forma.

Para distraerse hizo todo tipo de labores de la casa. Limpió la sala y la cocina, cambió las sábanas y organizó su habitación y ahora se estaba encargando de lavar la ropa de todos, porque era quién sabía usar una lavadora.

Ya había tocado las puertas de los demás para que se levantaran, aprovechando para que estos metieran su propia ropa sucia en la lavadora sin que ella tuviera que manipularla y así evitar situaciones incómodas.

Todos estaban despiertos—algunos no completamente, pero en teoría habían dejado la cama—excepto por el peliazul.

Se detuvo en medio del pasillo de la segunda planta, a tan sólo unos metros de la puerta de madera negra de la habitación del mayor.

Lo había estado evitando desde hacía una semana. Desde que tuvo aquella pesadilla para ser más exactos.

No podía mirarlo a los ojos, por lo menos no sin traer esas imágenes a su mente y ponerse más roja que un tomate. Temía que sus expresiones la delataran y de cierta forma, creía que, con la mirada penetrante que el mayor siempre sostenía, sería capaz de ver a través de sus ojos lo que pensaba.

Era estúpido, pero había llegado a creerlo.

Sin embargo, sabía que no iba a poder evitarlo por siempre. Después de todo, vivían en la misma casa. De hecho le había salido demasiado bien hasta el momento, sólo era cuestión de tiempo para que Yeonjun se diera cuenta, él no era tonto. O por lo menos no tan tonto.

Sus pies se sintieron pesados a medida que avanzaba a la habitación. Una vez estuvo frente a la puerta tuvo que tomar mucho aire para atreverse a tocar. Pero, para su sorpresa, está se abrió justo antes y lo que la esperaba detrás de esta hizo que su corazón se detuviera.

Buenos días—dijo con su usual tono de suficiencia—¿Está todo bien? Escucharon ese suspiro hasta Jeju—concluyó con una sonrisa ladeada.

La chica no se movió, sentía como se acumulaba el calor en sus mejillas, se quería morir allí mismo.

Choi Yeonjun se encontraba sin camisa, sólo usando pantalones de pijama. Se vió obligada a levantarle la mirada, no quería quedarse viendo como una boba al mayor.

Ya lo había visto así en sus sueños pero, su imaginación le había robado, en la vida real estaba mucho mejor.

Yeonjun era delgado, pero con muy buen músculo. Un abdomen envidiable, que si era sincera, estaba mucho más marcado que como lo había soñado.

‹‹¿Qué estás pensando?››

‹‹¡No lo mires!››

‹‹¿Lo estás mirando?››

‹‹Maldición Victoria, no sé quién eres››

‹‹Qué vergüenza››

Se golpeó mentalmente.

𝗔𝗣𝗢𝗖𝗔𝗟𝗜𝗣𝗦𝗜𝗦  | T᙭TWhere stories live. Discover now