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La mañana se sentía pesada, cómo aquellos días en que no se deseaba hacer nada.

El frío de la mañana se escabullía por el lugar, el fuego se había apagado en la madrugada y ninguno se había molestado en volver a encenderlo.

No sabían cuánto tiempo habían dormido y ni se molestaban en dejar de hacerlo. El desgaste emocional y físico que habían sufrido no era para menos.

Lástima que, nadie era inmune a las pesadillas.

Despertó exasperada, inhalando todo el aire que podía. No importaba cuántas pesadillas tuviera, jamás iba a poder acostumbrarse al sentimiento de estarse ahogando cada vez que despertaba.

Odiaba quedarse dormida, porque sabía que lo que la esperaba en sus sueños, era igual o peor a lo que la rodeaba.

Miró a sus alrededores para encontrarse con una imagen que le causó gracia.

Yeonjun estaba durmiendo con la cabeza colgando del sofá, con el cuerpo casi al revés, soltando pequeños ronquidos.

Si hubiese tenido su teléfono cerca, habría tomado una foto.

Ambos habían dormido en el sofá. Cada uno en un extremo. Victoria no recordaba haberse dormido, pero sabía que ella y el mayor estuvieron hablando de cosas insignificantes después de su discusión.

Su mirada recayó en el rostro herido de Yeonjun. Se fijó en todos los golpes y la herida que tenía en el costado de la cabeza, que como él le había contado, era de cuando Doyoung lo había empujado bajo una colina.

Sin su consentimiento su mano se extendió hacía él, pero la trajo de vuelta de inmediato.

‹‹¿Qué ibas a hacer? ¿Tocarlo? ¿Estás loca?›› pensó dándose pequeñas cachetadas en la mejilla, tratando de entrar en razón.

Se quitó la cobija que el chico de cabello azul le había dado e hizo ademán de levantarse pero un ruido la alertó de inmediato. Pasos y voces que venían desde la entrada de la casa.

Rápidamente trató de alertar a su compañero.

¡Yeonjun!—gritó susurrando.

El jóven ni siquiera se inmutó. Siguió roncando.

¡Yeonjun!—volvió a llamar sin obtener respuesta.

‹‹A parte de que estás medio sordo tienes el sueño pesado que suerte tan increíble tengo de verdad›› se quejó para sí misma mientras volteaba los ojos.

¡Choi Yeonjun!—exclamó de nuevo, pero su amigo nada que se levantaba.

Los ruidos comenzaron a hacerse más fuertes haciendo que la joven se asustara y tomara el camino más rápido a despertarlo. Tomó uno de los cojines blancos a su lado y se lo arrojó a la cara con fuerza.

El peliazul se levantó de golpe, cayéndose del sofá. Con los ojos entrecerrados buscaba al responsable de su despertar no deseado. Al ubicar a la joven exclamó.

—¡¿Qué carajo te-...?¡—se quejó pero fue interrumpido por la chica, quién lo mandó a callar.

¡Shh!—comenzó a hacer señas hacía la salida de la sala, tratando de explicarle la situación.

𝗔𝗣𝗢𝗖𝗔𝗟𝗜𝗣𝗦𝗜𝗦  | T᙭TWhere stories live. Discover now