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𝗩 𝗜 𝗖 𝗧 𝗢 𝗥 𝗜 𝗔

—Tenía 16 años cuando mis padres me cambiaron de escuela...—comenzó entrelazando sus dedos—Era el último año.

Yeonjun trató de imaginarla 3 años más joven, pero no fue necesario pues la chica se le adelantó.

—Solía usar lentes. Me operé la vista dos meses antes de venir a Corea. También pesaba unos cuantos kilos más...—una pequeña sonrisa melancólica se formó en su rostro, recordando a su yo del pasado.—Nunca fui buena haciendo amigos, era muy tímida y me ponía muy ansiosa estar entre tanta gente.

››Estudié toda mi vida en la misma escuela pública a la que iban mis vecinos. Así que nunca estuve realmente sola allí. Pero el cambio al Colegio privado fue...—chasqueó la lengua—drástico.

¡Clase!

La mujer se acercó a la cabecera del salón, justo enfrente de la pizarra blanca que ponía en marcadores de colores "¡Feliz Regreso a Clases!". Un mensaje que intentaba ser alentador pero poco era el entusiasmo en los rostros de los alumnos, quiénes sólo estaban allí con la emoción de graduarse.

El día de hoy, tenemos una compañera nueva—se giró hacia la joven bajo el marco de la puerta del salón e hizo una seña para que esta entrara.

La chica se acercó con timidez, pero la profesora la tomó de los hombros para posicionarla justo al frente de todos sus futuros compañeros. Quiénes la veían con interés.

‹‹O cómo leones hambrientos››

—Dinos tú nombre, cariño.—le sonrió la profesora.

M-me llamo Victoria. Victoria Aiken.—se presentó en un hilo de voz.

¿Qué le decimos a los nuevos compañeros?

Bienvenida Victoria—contestaron los alumnos, robóticamente y sin un ápice de entusiasmo.

De todas las miradas fijas en ella en aquel momento, sólo recuerda vívidamente lo amenazante que era aquella mirada del primer asiento al frente.

—Como dije, nunca he sido buena haciendo amigos—reiteró con la cabeza gacha, su mirada fija en sus dedos y nudillos con moretones. Suspiró antes de levantar la mirada ante los cinco chicos que la escuchaban con atención—Pero les dí una oportunidad. De verdad intenté que nos lleváramos bien pero... No funcionó.—musitó sonando decepcionada.

Kai se preguntó. ¿Quién no querría ser amigo de su noona? Una chica tan dulce y agradable. De verdad le extrañaba que ninguno de sus compañeros simpatizara con ella.

—Solía comer sola en los recesos, ya fuera en el rincón más apartado de la cafetería, la azotea o...el baño.—contó con una mueca de vergüenza plasmada en todo el rostro.—Hasta que un día, una de las chicas o bueno, la chica más mencionada de toda nuestra clase me invitó a comer.

Hizo una pausa para tragar saliva, en un intento de que en su garganta reseca por el llanto y los gritos, no se formará ningún nudo.

—Yo realmente creí que tenía buenas intenciones, pero no pude estar más equivocada.



Así que, ¿Aiken es tu apellido?

La castaña asintió inocentemente. La joven frente a ella la intimidaba considerablemente, pero hacía un gran esfuerzo en disimular su influencia sobre sí.

.

Tienes un nombre muy largo.—dijo cómo si no fuera una observación lo suficientemente obvia.—¿Dijiste que venías de...?—dio pie para que completara.

𝗔𝗣𝗢𝗖𝗔𝗟𝗜𝗣𝗦𝗜𝗦  | T᙭TWhere stories live. Discover now