Capítulo 10

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Aida

Estaba que echaba humo, el muy imbécil se pensaba que podría irse de rositas después de decirme esas cosas a mi, lo que tenía claro era que él no sabía que se había metido con la persona equivocada.

Siempre supe que a pesar de mi personalidad risueña tenía un carácter fuerte y como no tenerlo si en mi país éramos de ser así, a diferencia de los estadounidenses que eran como muy blanditos.

La conversación que había tenido con los chicos respecto a lo de antes de dejó claras dos cosas, una que ellos no se arrepentían de pasárselo bien y dos que su padre era un maldito exagerado, si bien lo que hicimos no era correcto, pero no era motivo para ponerse como se puso y empezar a despotricar como lo hizo.

Salí de la sala de juegos donde les deje jugando al Fifa y me dispuse a marcharme diciéndoles que al día siguiente estaría en su casa temprano para prepararles el desayuno y llevarlos a clase, no me percate de la presencia de Colton hasta que me choqué con el de bruces, me hizo gracia ver que iba vestido con lo que parecía una camiseta de la equitación de futbol americano, concretamente de la universidad de Yale, pero no me reí, no le dría aquella satisfacción.

Aparté la mirada y empecé a bajar las escaleras ignorándolo totalmente.

— Aida espera

Respiré hondo y me giré en su dirección.

— ¿Si señor Fernsby? ¿Necesita algo?

— No te vayas así por favor— Me pidió acercándose cada vez más

— No me voy de ninguna manera, yo estoy estupendamente. Simplemente tengo ganas de llegar a casa, el día a sido largo.

Me di la vuelta dispuesta a irme, pero su mano me detuvo al agarrarme la muñeca

— por favor— Susurró

Cerré los ojos y suspiré, cuando los volví a abrir me solté de su agarre.

— Mira Colton, el día ha sido duro y largo, estoy cansada, me duele el cuerpo entero y lo único que quiero es llegar a casa,  tirarme en la cama a ver una película con mi mejor amiga la cual ha venido a visitarme.

— No lo sabía

— No hacía falta que lo supieras, es mi vida privada, así que te pido por favor que me dejes marcharme, por mucho que mañana trabajo y sabes que amo mi trabajo  pero necesito descansar.

Este asintió y se separó de mi, me di la vuelta y bajé las escaleras, cuando agarré el pomo de la puerta de salida me giré para mirarle, este me observaba estático desde donde habíamos estado hablando.

— Que tenga buena noche señor Fernsby.

Dicho eso salí para montarme en mi coche y conducir en dirección a casa.

(...)

Dos mese habían pasado desde aquel día de la pelea y del cumpleaños de Henry Fernsby, desde entonces Colton y yo solo habíamos mantenido una relación estricta y rigurosamente profesional.

Tarareando caminé por el gran pasillo que llevaba hasta la puerta del ático de los Fernsby ya que el día de hoy simplemente me había pedido que fuera por al tarde, al cruzar la puerta me encontré a la señora Martha junto a muchas mujeres y a Vanesa la prometida de Colton con un vestido de novia puesto, el cual supuse que era el suyo, este era blanco perla muy brillante con escote corazón el cual hacía que se le subieran las tetas a la garganta, el vestido era ceñido hasta la parte de las rodillas en la cual hacía un vuelo enorme lo que hacía que pareciera una campana.

Una niñera a la españolaWhere stories live. Discover now