Capítulo 19

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Maratón 1/3

Dejé salir un largo suspiro para cerrar de golpe el portátil, me froté la cara con las manos dejando salir todo el aire contenido, unos golpes en la puerta se escucharón, levanté la cabeza para encontrarme con mi padre quien no tardó en sentarse delante de mi.

— ¿Todo bien hijo?

— Si papá todo bien, solo estoy cansado.

— Deberías de tomarte un respiro hijo, mañana es navidad y tu sigues aquí trabajando, ¿por que no te tomas estos días de vacaciones?

— Tengo mucho quehacer además ...

— Pura mierda todo, esta decidido, estos días tomaras unas vacaciones, aprovecharemos para ir todos a la casa de los Hampton y estar juntos.

Sabía que no era una petición, si no una jodida orden, algo que me cabreaba de sobre manera.

Antes de salir se giró para mirarme.

— Y dile a Aida que venga, seguro que le hará ilusión

Dejé caer mi cabeza hacía atrás resoplando, no podía decirle que no, esa mujer era ya prácticamente de la familia algo que no me desagradaba, mi móvil vibro y observé el mensaje de Vanesa avisándome de que no estaría en navidad ya que se iría con sus amigas a dios sabe donde.

A la tarde llegamos a la casa de los Hamptons por lo que decidí encerrarme en la habitación para trabajar sin que me molestaran, pero mi tranquilidad duro poco cuando mi madre entró en la habitación, me confisco el portátil al igual que el móvil como si fuera un puto adolescente, por lo que bajé a ver que hacían mis hijos y me los encontré ayudando a Aida a envolver algo.

— ¿Qué hacéis?

Los tres levantaron la cabeza de golpe y se pusieron delante de la mesa para que no viera lo que hacían.

— ¡Papá largarte!

— Pero...

Mason me agarró de la mano y tiró de mi para sacarme de allí, me obligó a sentarme en el sofá y se apoyo en mis rodillas.

— Quédate aquí quieto ¿vale?

— Mason no soy un perro

— Lo se, pero o te muevas, ahora vuelvo.

Me hizo gracia ver lo mucho que se parecía a mí, en la forma de mandar y de fruncir el ceño, para tener siete años era todo un mandón.

— ¿Hijo que haces aquí?— Me preguntó mi padre sorprendido.

— Pregúntale a tus nietos y a su niñera ya que me han largado a patadas de la cocina

— Conmigo hicieron lo mismo, pero la que me largo a patas fue tu madre cuando me negué a irme.

Los dos nos empezamos a reír sin poder evitarlo. Al cabo de una hora estábamos decorando el árbol ya que mi madre se puso muy pesada con el tema de decorar la casa.

— Papá ¿me alzas para poner la estrella?

— Claro que si, ven.

Subí a Mason sobre mis hombros y colocó la estrella en la punta del árbol, sentí un flash detrás nuestro y cuando me giré  Aida nos miraba como si la acabáramos de pillar haciendo alguna travesura.

— Lo siento, estabais muy adorables.

— Aida querida, pásame todas las fotos que hagas así podre ponerlas después en casa.

Una niñera a la españolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora