GOD OF LUST; kth

023

KATRINA

—Oye, Jung—si no apartaba las manos rápidamente, pude haberme lastimado los dedos al cerrar el casillero, me giro espantada para ver a quién se le ocurrió hacer tal cosa— ¿Tú sabías que Yuna era tan fea? Yo si pensaba que era extraño que alguien tan bonita se juntara contigo.

Honestamente, ni siquiera sé quién es esta persona. Suspiro pensando en hacer lo que siempre hago, solo dar la vuelta e irme, se supone que, según mi psicólogo, debo ignorar a quién me haga un comentario de ese tipo, lo más seguro es que sea alguna amiga de Yuna, bueno, por como se expresa ya no lo es.

—Disculpa...

—Es chistoso porque, Yuna dejó de venir hace unos días y todos estábamos molestándola a ella y te dejamos a ti de lado— encoge los hombros— has vuelto a ser la más horrible del lugar y sabes que me he enterado de que andas por ahí pretendiendo a Taehyung, el guapo de artes.

De nuevo, esos rumores...

—Somos amigos.

—Porque no puedes ser más, debes conformarte con su amistad.

No tengo porqué perder tiempo en esto, simplemente doy la vuelta como ya dije y me dispongo a irme, se supone que tengo un avance, no puedo dejarme afectar por los demás. Me he esforzado.

Llama a mi nombre varias veces más e incluso me alcanza, toma mi mano y jala de ella con algo de fuerza, la verdad es que a veces creo que no poseo fuerza alguna porque no librarme de una mano puedo. Vuelvo a voltearme para mirarla y antes de que mis ojos den con los suyos, me suelta y la escucho quejarse.

—¡Ay!— trago saliva, es uno de los hermanos de Taehyung, Jungkook— suelta, suelta.

—No se siente bien ¿verdad?— está apretando a la oreja y jalando de ella— no hagas lo que no te gustaría que te hicieran a ti.

—¡Bien! ¡Pero suelta!— lo hace.

Gruñe molesta y se va, con la mano en una oreja refunfuñando todo el camino.

—Gracias— asiente— creí que no podían agredir a alguien o siquiera tocarlo...

Se quedó callado durante exactamente treinta segundos en los que fue muy incómodo.

—Soy el... Dios de la fuerza física y...—señala su cabeza— mental, hay algunas excepciones conmigo.

—Oh... entiendo— en realidad, no.

—Hmm. Taehyung debe estar esperándote.— siguió su camino por el pasillo, deteniéndose en un punto de este, se giró a verme—¿No vienes?

¿Estaba esperándome? ¿Por qué no me lo dijo? Lo alcanzo cómo puedo, ninguno habla en el transcurso hacia allí.

—Supongo que debo agradecerle a Jungkook— Taehyung observa a su hermano y con tanta delicadeza, le agradece— gracias por no ser tan tonto y por no seguir de largo.

El menor asiente.

—De nada.

Ahora Tae me había ordenado pasar las horas de almuerzo con él y sus hermanos, no me sentía cómoda con algunos de ellos, pero, si me concentraba únicamente en Taehyung, la incomodidad se iba.

—¿Por qué no usaste algo de lo que te probaste ayer? Dijiste lo harías.

—No tuve mucho tiempo con mi hermano y sus hijos de visita— encogí mis hombros— así que solo me puse lo primero que ví, de todas formas Solji irá a verme y probablemente termine en tarde de chicas.

—Cierto, Solji, salúdala de mi parte— levanta un poco la voz— la amiga guapa de Katrina que es historiadora.

Lo miro raro, sus hermanos también.

—¿Tenemos que preguntar quién es?— Jimin, él no habla mucho, pero parece muy desinteresado por el tema— Porqué sinceramente no me apetece saber.

—Es la mejor amiga de Katrina y creo que será estudiante de Namjoon— me mira, una chispa rara en sus ojos— ¿Verdad, cariño?

Entonces comprendo.

—Ah... ¡Ah! Si, si. Mi amiga Solji, ella es asombrosa y muy inteligente, cursará su último semestre.

El maestro Namjoon frunce el ceño.

—No creo que tenga clases conmigo, no hay cupo en mi asignatura— nos informa—el maestro Jang tal vez tenga lugares disponibles.

Taehyung resopla.

—La gente casada se hace más tonta— musita, me mira y nota mi confusión, se acerca a mi oído—algo me dice que esos dos se llevarían bien.

—¿Ahora haces de cupido?— observo de reojo al mayor— ¿Cuántos años tiene?

—No recuerdo. Namjoon, dime tu edad.

—Treinta y cinco.

—La otra, la real.

—Umm, ciento quince.

Ahogo un chillido de sorpresa.

—B-Bueno, a Solji creo que le gustan mayores, tal vez.— susurré.