La carta de los originales llegó antes de lo pensado y ahí estábamos todos cagados del susto porque solo ponía una lista de los Dioses vampíricos que estaban citados.
Y yo la encabezaba, es que no puedo tener mejor suerte en la vida.
—Mi nena hermosa de corazón noble...
—Tae, ya dije que no— se cruza de brazos, yo suspiro derrotado por milésima vez hoy— si quieres que me mude contigo, convierteme.
Chasqueé la lengua, es que eso sí sería muy apresurado.
—Por supuesto que voy a convertirte, mi cielo, pero no ahora, no es el momento.
—Entonces tampoco es el momento para vivir bajo el mismo techo. Además, te recuerdo que aquí nadie me quiere.
—Pero si los chicos te adoran.
—No hablo de los chicos.
Hablaba de las demás esposas, pero honestamente, creo que esa ya no debería ser una preocupación puesto que ahora me tienen miedo y ni siquiera Tisha, la fastidiosa mujer de Seokjin, ha vuelto a ofender a mi huracán.
—A ellas las tengo bajo control. Anda, mudate conmigo, Boris te extraña.
—Nop, tengo universidad.
—Yo te llevo.
—Es muy lejos, Taehyung.
—Te compro un auto— arquea una ceja— en serio, te puedo comprar un auto.
—No sé conducir y no derroches tú dinero de esa manera.
—No sé si no se han dado cuenta— volteo, Hoseok habla— pero todos estamos aquí presenciando esta discusión.
Cierto, se me olvidaba esta gente.
—Yo digo que te mudes conmigo ¿qué dice el público?— que sirvan de algo.
—Mm— Yoongi ojea las revistas de moda que Gyuna le dió con la clara intensión de que le compre algo, esa mujer si sabe aprovechar el tipo de Dios que tiene como esposo— Yo digo que si, por la universidad no tienes que preocuparte, Seokjin, Namjoon y yo estamos ahí todo el tiempo.
—Y ya va siendo hora de que formalicen— opina Jungkook, para sorpresa de todos— Sabemos que en tiempos humanos las personas se tardarían años en casarse, pero en este mundo no funciona igual.
—Teniendo en cuenta también que lo más probable es que tengamos que mudarnos— suspira el mayor— no sería tan fácil para Taehyung estar viajando para verte puesto que no sabemos a dónde iremos a parar.
Katrina deja su teléfono a un lado.
—Muy bien, entonces díganme cómo le voy a decir a mi hermano que voy a mudarme con mi novio sin morir en el intento.— me señala, creo que está molesta—Ni siquiera se me ha propuesto.
—Pésimo marido— murmura Hoseok, lo miro mal.
—Y a dónde voy yo, va Solji— Namjoon sonríe— y ella no sabe nada de esto— la sonrisa se pierde.
—Prometo que le diré pronto.
—¿Cuánto tiempo tienes para encontrar una nueva esposa?— pregunto.
—Ocho meses, tengo tiempo de sobra. Por ahora estoy lleno de paz.
Observo a los tres restantes mientras me pregunto internamente ¿No piensan pedirme el mismo deseo de Namjoon? supongo que cada uno sabrá cuándo hacerlo.
—Llévame con tú familia.— devuelvo el tema inicial, Katrina chilla impresionada—Hazlo, puedo hablar con tus padres y hermanos.
—No serías capaz.
—¿Tú me crees incapaz de proponerme delante de tú familia?
—Ni siquiera haz planeado algo.
—¿Cómo lo sabes? ¿Qué pasaría si te propusiera matrimonio en este preciso momento? Frente a estos idiotas.
—Necesitas un anillo.
—¿Aceptarías o no?
—No me preguntes eso cuando no hay nada seguro o listo.
—¿Si o no?
—Ni siquiera estás haciendo la pregunta.
—Katrina Jung, cásate conmigo.
—Eso no fue pregunta.
—¿Te casarías conmigo mi cielito?
—Si, me casaría contigo ¿contento?
Tomo su mano izquierda, me saco la mano del bolsillo e inserto el anillo en el dedo correspondiente. Abre tanto los ojos que parece que se le van a salir, los chicos se sueltan a reír en conjunto.
—¿Quién dice que nunca estoy preparado?
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