No pasó nada esa noche, solo nos besamos durante un largo rato, la toqué tanto como me lo permitió y la escuché jadear por primera vez, sus gemidos son agudos y tímidos como es ella.
Exquisita.
Pero entonces, llegué a mi casa, fui primero con mis mascotas, las alimenté, bajé a mi piso, me metí a bañar y cuando salí, Katrina estaba allí.
De rodillas, en la cama, usando lencería.
L E N C E R Í A.
Tuve que parpadear unas mil veces para asegurarme de que era real y no un producto de mi creativa imaginación, pues tengo que admitir que no es la primera vez que visualizo a mi chica de esa manera, es inevitable.
—Mm ¿T-Te gusta?— es lencería rosa, no puedo, me encanta, tiene hasta un lazo amarrado en forma de moño— Di algo.
—No puedo coordinar mi boca con esa cabeza, uh— me acerco, sonríe un poco— ¿Dónde adquiriste esa pieza de arte?
—Fui... fui de compras con Solji... me dijiste que comprara algo para los dos.
Si bueno, yo me imaginé un almuerzo o alguna pizza tamaño familiar pero no me quejo en absoluto.
—Ven, ponte de pie— le ofrezco mi mano, la toma tranquila y se para frente a mi— y te queda tan perfecto...
—¿Si?
—Aunque se ve un poco incómodo, tantos lazos, broches— traga saliva, mi diestra se toma su cintura, la piel desnuda se siente cálida contra mi mano—¿Es incómodo?— tarda, pero afirma con la cabeza— ¿Quieres que... te quite esa incomodidad?
Deslicé mis manos de su cintura hasta su trasero, todo en Katrina es increíble, hermoso y apetitoso, pero definitivamente su trasero tiene mi total adoración, la siento temblar y me alejo.
—No...
—No tenemos que hacer esto aún si no te sientes lo suficientemente cómoda—le aseguro— yo puedo esperar.
Niega, sus manos suben a mis hombros y aprieta.
—Si quiero, solo estoy nerviosa.
—¿Segura? Mira que puedo esperar toda la eternidad si quieres.
Arquea ambas cejas.
—¿Tú podrías quedarte sin sexo toda la eternidad?
—Vale, un máximo de unos tantos años, es que no quiero que te sientas... presionada.
—Creo que estás más nervioso tú qué yo— suspira— Tae, si quiero, créeme que fue lo suficientemente difícil mostrarme ante ti así tan...
—¿Candente?
—Expuesta. Pero lo hice porque a ti si te gusta mi cuerpo, así que confío en ti.
—Me encanta tú cuerpo, sigo esperando el día en el que me digas que a ti también te encanta, porque es precioso.—sonríe, bajo la vista— Es que estás buenísima, mírate las t- los senos.— a ella le gustan mis guarradas, yo lo sé— Aún así...
Toma mi boca con la suya, parece que ya la harté, se aleja para dejarse caer hacia atrás y pues yo no espero a que se acomode porque ya estoy encima buscando besarle hasta el alma.
—Uh, Tae...
—¿Qué pasa? ¿Cancelamos?— ríe, niega y señala al techo, observo y no entiendo—¿Qué ocurre?
—No quiero verme mientras lo hacemos.
Ah. Tengo un espejo en el techo, bastante amplio, me gusta mucho.
—Bueno, lamento informar que no puedo levantarme y quitarlo— asiente— ¿Por qué no quieres verte?
—Me da pena... es, es solo...
—Te da vergüenza.
—Mucha, es incómodo, no quiero ver. Está bien si crees que es-
—No lo digas, no lo es.
Las inseguridades de las personas nunca serán estúpidas, Katrina está confiandome algo que para ella es enormemente difícil, lo menos que puedo hacer es comprenderla e ir paso a paso, no importa cuánto nos tardemos en esto, iré a su ritmo.
—Lo siento, estoy siendo quisquillosa.
—No, amor, está bien— palmeo sus muslos— levántate, irás arriba.
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