Capitulo 1 Te tienes que ir

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- Es mejor que te vayas - cruzo los brazos con un seño indiferente- la verdad, has perdido todo tu encanto.

Lune se quedó frío ante aquellas palabras, no pudo siquiera replicar aquello, pues su mirada se clavaba en el joven hermoso que se hallaba tras él, tras su esposo Minos.

- La verdad no te lo quería decir así, pero ¿Como te explico? Ya no me gustas, ya ... ya me aburriste.

- ... - Apretó los puños, bajo la mirada y analizó la situación ¿Porque Minos decía eso? ¿Porque le traía a su presencia a aquel muchachito? A quien reconoció como Afrodita de picis ¿Que hacía el santo en el inframundo, detrás de un juez? Y con esa cara de idiota que tenía, hasta parecía que ellos ... fueran pareja. Pensar en eso, estrujó más su corazón, y sintió que el presente no era más que una horrible pesadilla, creada por su vaga mente.

- ¿No me escuchaste? ¿O te llevo a la salida? - la voz reacia del juez lo sacó de su letargo-

- ... ¿Minos .. que es esto? - replicó el albino menor-

- ¿Que te parece que es, genio? - replicó molesto y sarcástico-

- ... - Negó con la cabeza, sabía lo qué significaba, pero se negaba a la verdad-

- Ah - resopló molesto- para ser la estrella de la excelencia, eres muy tonto - cruzó los brazos-

- ... ¿Pero Minos... - se le quebró la voz- dime que te hice?

- Nada, solo ya pasarte de moda, no eres tan hermoso como crees - contestó con un tono de burla- él, por otro lado - jalo a su inusual compañero- Bueno - lo miró y le sonrió con algo parecido a la lujuria - él, es divino.

- ... - Lune no tuvo la idea o siquiera el coraje de reclamarle. Aquello parecía tan irreal, que simplemente no podía ser cierto.

- Ya hable con el señor Hades, te transferirán con Aiacos, así que llégale - trono los dedos-

-... Eres un imbecil - salió de ahí, con la voz cortada y el autoestima por el suelo-

Mientras lo veía, sintió como el amor de su vida se alejaba de él en cada paso que daban, lo perdía. Mientras su vista se clavaba en el joven albino la mano de Afrodita se ponía en su hombro como señal de acompañamiento.

- Es lo mejor, Minos - habló el santo de Piscis.

Lune escuchó aquello y lo interpretó como una burla. "Es lo mejor, Minos" ¿Exactamente para quien era lo mejor? ¿Para él? ¿Para Minos?

No entendió lo qué pasó y su cuerpo prácticamente se movió por voluntad propia, por un momento fue como un robot, uno que simplemente actuaba porque su programación así lo indicaba.

Cada paso era secundado por su memoria, cada paso que daba traía a su mente los cuidados, los detalles y los juramentos de amor que Minos le había dado.

Cómo aquella vez que simplemente no pudo más y tomó la mano del albino menor que le daba la espalda, aún recordaba claramente cómo sintió que era jalada hacia abajo e incluso recordó la respiración cortada de minos y su fría mano  tocaba la frente de él, como muestra de que equello no era un juego, no, en ese segundo le estaba rogando por que aceptara su corazón.

Pero ahora, cada paso que daba no solo le alborotaba la memoria sino que sentía que lo alejaba de él, del juez Minos de Grifo, su andar le daba la sensación de  que se apartaba más y más de él, sintió que se alejaba de su vida, de su corazón, de su mundo, aunque en realidad solo había salido de la primera prisión.

En ese momento entendió que había perdido para siempre al amor de su existencia. El dolor en su  pecho le hizo entender, que a partir de ese segundo, no había marcha atrás.

Hecho su cabeza hacia atrás, miró el cielo del inframundo,  ese hermoso cielo que siempre le gusto, y acompañado de su dolor dejó que las lágrimas salieran.

- Adiós ... mi estrella ... caminare ... sin ti.

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