Sacrificio

Capitulo 14 la paz seguira sin nosotros II

Sus ojos chocaron, sus corazones latieron y cada uno arrugó la boca, ambos para contener su deseo su deseo de besarse.

Deseo que fue acompañado por el sonido de la puerta cerrándose y el seguro colocándose en su lugar, para así evitar la intromisión de alguien más.

Lune sabía lo que ese sonido significaba, su señor estaba deseoso de él y lo tomaría ahí mismo, en medio de los papeles, hojas, libros de vida de los muerto y demás correspondencia.

Mordió su propio labio al ver como su señor se dirigía él con paso lento pero seguro, le daba la vuelta al escritorio sin quitarle la vista y poniéndolo nervioso sujetaba la pluma y provocaba que esta chorreara con su presión en la punta.

No se movió, veía a su señor, como una presa que ve a su depredador, solo que el estaba deseoso también, deseoso de su señor, de las manos y labios de su señor, se dejaría cargar, se dejaría poner en cima del escritorio y dejaría que su trasero arrugara los papeles que se hallaban en la superficie del escritorio, mientras hacían el amor guiados por su entrega mutua.

Su señor llegó a su lado, acomodó su silla para que se pusiera frente a él, mientras Lune se limitaba a dejarse y a contemplarlo.

- Lune - Minos se colocó de rodillas frente a él-

- ¿Minos? - hablo ante tal acción-

- ...  ¿Te casas con migo? Mi ángel del Inframundo - tomo su mano y le colocó un anillo, sin esperar su respuesta. Después de todo, ya sabía cual era-

-  ... Mi ... señor - hablo con la poca voz que el llanto de felicidad le permitía - si

Lo tomó del rostro y lo beso entre lágrimas de felicidad y amor, para acto seguido hacer el amor entre los libros de vida y hojas de la primera prisión, por primera vez como una pareja de comprometidos.

***

Ahora en el presente, sus ojos chocaron, sus corazones latieron y cada uno arrugo la boca, uno para contener los deseo de ir a besarlo, otro para contener sus deseos de ir a golpearlo.

El menor regresó su vista al  libro y su movimiento a su mano, dejando así, solo escuchar el choque entre la pluma y el papel, omitió ese momento como si la puerta se hubiera abierto sola y con ella hubiera entrado un fantasma invisible a sus sentidos y su vista.

Mientras el otro lo contempla con deseos y añoranzas por tocar ese sedoso cabello blanco y abrazar ese delgado cuerpo entre sus brazos.

- ... ¿Está tu jefe? - hablo el mayor sin perder detalle de su rostro, de su angelical rostro-

-... - Pero como respuesta sólo obtuvo el sonar de la escritura-

- ... ¿Te pregunte dónde está tu jefe?

- ... - Nada más que silencio obtuvo-

- ... Esto es por trabajo, no porque quiera venir a verte.

- ... - Obtuvo una respuesta, el sonido de una hoja arrugándose-

- Solo dame una respuesta, y no tendremos que seguir viéndonos las caras

- ¿Es que acaso no te das cuenta con tus propios ojos? ¿Eres tan ciego que no te das cuenta que él, no está aquí? - le dirigió una mirada, muerta-

- ... ¿Cómo voy a saberlo? Yo no trabajo aquí.

- Mn - se puso de pie y tomó un montón de libros -

- ¿Está o no, tu ridiculo jefe?

- ... - No contestó, acomodó los libros en pila y los cargo-