Capitulo 6 Recurdame

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- Recuerda por qué hacemos esto - la princesa Hades rodeó al juez Minos, mientras este cerraba los ojos y buscaba dentro de él todas las fuerzas posibles para continuar- lo hacemos por él.

- Lo sé - contestó, aún con dudas en su voz-

- Lo hacemos por qué es lo mejor para él - se quedó a sus espaldas- y porque lo amas.

- ¿Es que acaso no hay otra forma de que estemos juntos?

- Me temo que no, romper los protocolos es lo único - le dio un masaje en los hombros que el juez encontró reconfortante- te prometo que él estará bien, solo debemos seguir, estamos tan cercas.

- No me importa lo que le pase a los humanos, honestamente debería ser exterminados.

- Lo sé, si pudiera lo haría yo misma. Pero me temo que deben ser conservados por el bien del equilibrio.

- ... Y la guerra es necesaria - la princesa lo abrazó para reconfortarlo-

- No es necesaria, necesitamos una tregua y que se par entiendan y respeten sus respectivos puestos.

- ... No quiero perderlo de nuevo.

- No lo harás, solo recuerda eso, cada vez que quieras romper esto, solo recuerda, que lo haces por él. - le susurró al oído-

- Lo he perdido tantas veces ... no soportaré una mas ... mi alma se fragmentará y se perderá en el tiempo ... - puso su mano en su pecho a la altura de su corazón- princesa ... no lo soportaré más ...

- Mi querido juez, se que es lo difícil que es para ti, pero estás dando la mayor proba de amor, yo seré tu pilar y te protegeré - lo abrazaba dulcemente por la espalda- También curare tu heridas.

- Lo hago por él - Lo recitó como su mantra que le daría fuerza cuando su voluntad flaqueara-

Abrió los ojos, solo un sueño o mejor dicho un recuerdo, se sentó en la cama y pasó su mano por sus blancos cabellos. Recordó lo  que le daba las suficientes razones como para seguir adelante.

Volteó a su derecha, como un acto reflejo para ver a Lune. Más su mirada entristeció al notar que una mañana más, él no estaba ahí, cerró los ojos por un momento para soportar ese imagen y tragarla igual que se traga una medicina amarga.

Tres meses antes:

Sus ojos se abrieron y lo primero que vio fue a ese joven de cabellos níveos y rasgos angelicales que dormía profundamente, lo contemplo por un buen rato, hasta que esos ojos violetas se abrieron, para el juez era como  presencia un hermoso espectáculo, más hermoso que un amanecer.

- Buenos días - sonrió Minos-

- Buenos días - contestó un adormilado Lune- te amo

- Te amo - el juez sonrió y lo beso, Lune correspondió y lo abrazó del cuello-

Siendo invitado por el desnudo cuerpo del menor, entre el beso Minos terminó en cima de él, bajo las sábanas acarició su cuerpo y su amor se estremeció por esas frías manos que lo acariciaban, mordió su labio para hacerle saber lo mucho que disfrutaba esos toques que iban y venían por todo su cuerpo, llegaban a partes prohibidas, pero que al ser Minos quien lo tocaba se hacía exquisito el rosé, un toque atrevido y lleno de deseo que hacía gemir a su receptor.
Provocado por la reacción de su esposo le lamió los labios y siguió usando su lengua para estimular cada centímetro de el cuerpo ese bello hombre al que tenía la dicha de llamar esposo.

Lune se limitaba de gemir y a retorcerse involuntariamente acariciando su espalda a causa del placer que Minos le proporciona muy especialmente cuando su lengua y labios llegaron a sus pezones, en donde arqueó su espalda y gimió su nombre cerrando los ojos y arrugando las sábanas disfrutando de la atención matutina de su amado esposo mientras este bajaba más y más ansiando que pronto pero placenteramente llegara a su miembro y lo tomara entre su lengua y su boca para darle el mejor sexo oral que había tenido, aún que cada vez que lo hacía, para él, era el mejor sexo oral de su vida.
Esperaba que lo complaciera al sentir sus dedos en su entrada, cosa que sucedió y no hizo más que sonreír entre los altos gemidos que daba, rogaba por que introduciría sus dedos a su cavidad sin dejar de practicarle ese magnífico sexo oral, y así lo hizo Minos, provocando un gemido más alto acompañado con la frase " así mi vida" que la lujuria le obligaba a decir, ese placer que le quitaba la vergüenza y lo obligaba a decir esas frases que fuera de ese momento no diría.

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