Capitulo 8 Sacrificio

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No hay momento más incómodo que estar frente a tu dios y sentirte juzgando por el, sentir que le mientes, que te mientes a ti mismo y que le mientes al ser que más amas, la peor parte es que, de no hacerlo, el dolor sería aún peor, y no, no estoy dispuesto a volver a perder al único ser que le a dado colores a mi vida, en cada reencarnación, mi Lune ha sido mi sol, mi luna y mi estrella, y ... no, no lo volveré a perderlo, jamás volveré a ver como la vida escapa de sus ojos y con su huida su belleza se opaca.

Perdóname mi amor por lo que voy a hacer, perdóname por amarte tanto, perdóname por preferir tu odio a cambio de tu bienestar, perdóname por decir cada palabra que he ensayado desde hace meses, perdóname por sacrificar nuestro amor, perdóname por sacrificar nuestro matrimonio a cambio de tu tu vida.

Perdóname mi dios, por mentir. No amo a este hombre que sostengo con mi mano, amo al hombre que me ve con rabia y que mi hermano sostiene de los hombros para que no cometa una locura. Perdóname mi señor por mentirle de esta forma viéndole a los ojos y jurando en su nombre ... pero, Lune no volverá a dar su vida, no, no mi Lune, no volverá a ser lastimado por estos malditos ateniense, y no, no es que lo traicione mi señor, usted podría pasar sobre de mi, y yo me sentiré honrado, pero sabe que, los mortales no valen la pena, su mundo está condenado, ellos están condenados y mi Lune vale más que todas sus almas juntas.

Princesa ayúdame, deme fuerzas para continuar, deme las agallas que necesito para proteger a mi esposo, cúbrame con su cálido cosmos y hágame sentir, aunque sea por un segundo, que todo estará bien porque usted está aquí con migo, recuérdeme con su dulce voz que el amor no es egoísta, que querer y amar no es lo mismo. Recuérdeme porque hago esto, porque destrozo mi vida y mi futuro, porque lastimo a mi Lune, porque estoy aquí.

La mirada acusatoria del dios Hades se postraba en los dorados ojos del juez de la primera prisión mientras esté recitaba su diálogo interno.

Ante los ojos del omnipotente, un espectro y un santo ateniense juntos, era algo que no se podía ver, tomados de la mano apoyándose uno otro. Clavó una mirada en el albino esperando encontrar una pizca de mentira en su espectro, pero esta no parecía estar.

- ¿Me puedes explicar qué significa esto, Minos? - rompió el silencio que hasta ese minuto era absoluto en la sala del trono, su voz denotaba su molestia-

- No le mentiré mi señor - se puso de rodillas, bajando la cabeza, se dejó llevar por el efecto de la pastilla simuladora de enamoramiento- es exactamente lo que parece. No tengo intenciones en ocultarle nada, ni en mentirle con absurdas palabras que de todas formas, usted y yo sabríamos que serían una vil mentira. Es cierto mi señor, me he enamorado perdidamente él, el ateniense se piscis. Pero mi lealtad hacia su majestad, no ha cambiado ni un poco.

- ¿Y la lealtad hacia tu esposo? ¿A cambiando?

- Si - qué pregunta más dolorosa había hecho el Dios del inframundo, y que fuerte era el efecto de aquel brebaje que le ayudó a contestar ese calamitoso cuestionamiento-

- ... - Los susurros de sorpresa no se hicieron esperar, al mismo tiempo que el Dios primario expresaba sorpresa a pesar de su gélido rostro- ¿Estas consciente de lo que dices? ¿Es que acaso, no escuchas lo que dices?

- Me escuchó perfectamente mi señor, comprendo cada palabra que digo y también comprendo lo que siento por él y lo que ya no siento por mi ... ex - teniente, Lune. - se corrigió-

- Fuste tú, quien juro amor, tú me pediste bendecir tu unión con el espectro de Balgor,

-Mi señor, no soy un ser perfecto como usted, carezco de perfección, me equivoque y me confundí, fui víctima de la sensualidad que desprendía el espectro de Balgor, pero me temo que de eso, no ha quedado nada, me temo que me equivoque, confundí amor y deseo. Ahora soy libre del hechizo que la belleza de la estrella de la excelencia arroja sobre todo aquel qué lo ve. No soy el primero ni el único que cayó en su encanto, pero ... no debo lastimarlo, haciéndole creer que lo amo, cuando eso le pertenece a quien está a mi lado.

Cada palabra fue como un cuchillo en el corazón de Lune, cada palabra mató una parte de él, sus esperanzas fueron asesinadas mientras el discurso era arrojado. Tuvo deseos de enfrentarlo ahí mismo, le dio ira al escuchar que lo que él consideró amor, para el juez no había sido más que un embrujo, lo hacía ver como una especie de sirena que encantaba con la vista y destrozaba cuando la víctima había caído en su trampa. ¡Mentiroso! -Quiso gritar -¿Quien fue el que lo acosaba, al grado de ser hostigante? Es que ¿No fue él, quien se puso de rodillas y le rogó una oportunidad?
Dio un paso hacia delante, pero Aiacos lo sostuvo,atrayéndolo más a él, sujetándolo de hombro y tomando su mano, con la intención de hacerle sentir que no estaba solo y que apoyaría en todo.

- Y ¿Cuando exactamente conociste conociste a este caballero? - cuestión como severidad el Dios-

- Hace unos meses

- Explícate - ordenó -

- ... - Asintió - Lune y yo, discutimos una noche, yo salí del inframundo porque estaba molesto, llegue a la villa de Rodorio y entré a un bar, tomé unas copas, y luego llegó él, platicamos y me empezó a gustar, empezamos a frecuentarnos. Yo no sabia que él era un santo de Athena, al igual que él no sabía que yo era un espectro ... me temo que cuando nos enteramos ya era muy tarde, nos habíamos enamorado. Y no pienso renunciar a él.

¡Mentira! ¡Mentira! ¡Te amo, Lune!

Aún apesta del simulador de enamoramiento, su alma gritaba cuanto amaba a Lune, y cuanto repudiaba su diálogo.

¡Perdóname! ¡Te juro que es por tu bien!

- Y tú ¿Crees que yo me ...

- ¡Ay que lindo! - expresó la princesa del inframundo, interrumpiendo a su gemelo en el diálogo- me parece cautivador ¿No crees Hades? - le sonrió a su gemelo, dejándolo atónito y no solo a él, si no también a todos los presentes-

- ... ¿Disculpa ... qué? - replicó incrédulo el Dios-

- Me parece cautivadora su historia - sonrió- ¿A ti no?

- Claro que no, la guerra esta próxima y esto ...

- ¿Cuando vas a dejar eso? ¿Hasta cuando, Hades? - frenó el diálogo de su hermano mayor-

- Exacto ¿Hasta cuando, Hades?

El el emperador del la muerte reconoció esa voz de inmediato, era Atenea, quien entraba junto a sus 12 santos dorados, abriendo de par en par la enorme puerta y caminando hacia él con paso firme y seguro.

- Esto tiene que parar ya, Hades - continuó-

- ¡Insulsa! ¡¿Como osas venir ante mi, entrar a mi reino y cuestionarme?! - se puso de pie irritado, dispuesto a iniciar una batalla- Pero me ahorraste el problema de buscarte.

El ambiente se hizo más tenso y de inmediato, los dioses gemelos Hypnos y Thanathos, se pusieron frente a los dioses Hades, para una vez más protegerlos, así como Pandora tomó su lugar frente a los dioses, apuntado con su lanza a Athena.

- ¡Espectros! ¡En guardia! - ordenó Pandora-

- ¡Se detienen todos ahora mismo! - mandó la princesa, poniéndose de pie- ¡Es una orden! ¡Bajen sus armas! - todos los aliados del inframundo la voltearon a ver, incrédulos por las palabras que escucharon- ¡No me escucharon! ¡Dije que bajen la guardia! ¡Aquí nadie va a pelar! - muchos obedecieron, incluso Pandora -

- Pero, princesa, se trata del enemigo - Replicó Thanathos -

- ¿Es que no me escuchaste Thanathos? Dije que se calmarán, ellos están aquí, porque yo los invite

- Explica esto, Hades - volteó a verla su gemelo- ¿Que significa esto?

- Significa el principio del fin - bajo las escaleras y se dirigió hacia Athena- Basta ya Hades ¿No te das cuenta de que esto es una oportunidad para iniciar desde cero? Basta de peleas, basta de odio.

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