Capitulo 7 Desde hace meses

114 12 11
                                    

El tiempo pasó su curso sin tener piedad de nadie ni de nada. Día a día el abismo entre Minos y Lune se hizo irreparable. Minos se tomaba la molestia de pasearse por el inframundo con quien ostentaba el puesto de pareja del juez. Lune no encontró escapatoria de aquella tortura visual ni siquiera en el castillo de Hades, por donde a también se paseaban, al albino menor le dolía tanto, que más de una vez, hizo un rezo  interno para que su señor Hades lo volviera ciego y sordo, o que simplemente, le borrara la memoria de su primer y único amor, el dulce y cruel juez Minos de Griffo.

Se sintió como un idiota, se sentía desplazado y sustituible, y más de una vez derramó lágrimas de dolor encima de los archivos de los muertos, más de una vez arrancó con ira esas hojas manchadas de un corazón destrozado, marcadas en gotas de agua salina muestra de su rabia por su patética situación, se odiaba a sí mismo por sentir eso, odiaba a Minos por hacerlo sentir así, pero sobre todo odiaba a esa bala que le arrebató la vida, pues de no ser por ella quizás, jamás hubiera conocido a ese condenado juez. Antes de esa bala no conocía el verdadero dolor.

¿Pero que era lo que él Dios Hades pensaba de esta situación? Si bien, no era un dios expresivo en absolutamente nada que no fuera situaciones agresivas, si le preocupaba el bienestar de sus espectros aunque, como lo dijo su gemela, nunca lo dirá, él era un dios más de hechos que de palabras.

Al señor de la oscuridad no le agradaba el santo de pisis, después de todo, él había pulido a Lune para Minos, además de que la guerra se acercaba y tener a un ateniense por ahí suelto, no era bueno. Pero su gemela le decía que era una situación adorable, Minos y Afrodita, unidos por el amor y el destino, dos seres de mundos completamente distintos, juntos, enamorados; y quizás eran un nuevo paso para una nueva realidad entre el santuario y el inframundo, cosa que le entusiasmaba.
Aunque para Hades el destino de Minos estaba de la mano de Lune y no del santo ateniense ademas de que la guerra era inevitable. Permitió la relación solo porque a su hermana le parecía lindo, después de todo, no había algo que le negara a su gemela, aquella que a estado a su lado aún cuando todos huyeron de él, ella tomó su mano para jamás soltarla.

Sin embargo la situación requería una explicación, si lo que el juez sentía por aquel humano era verdadero, tendría que sostenerlo frente a su señor y frente a sus hermanos de raza, pero sobre todo, tendría que sostenerlo frente a Lune.
Así que, por sugerencia de su segunda al mando Pandora, hizo citar a la popular pareja a la sala del trono, donde frente a los ojos de todo habitante del inframundo tendría que defender su dichoso nuevo amor. Ella estaba segura que aquello simplemente era otro de los capricho juez.

La sala del trono ya solo esperaba a la nueva pareja, en ella se encontraba todos los espectros, los gemelos Hades, Pandora y sorpresivamente los dioses Hypnos y Thanathos.  Mientras que del otro lado de la puerta Minos y Afrodita tomaban valor para pasar.

- ¿Estás listo? - preguntó el juez-

- Si - respondió el ateniense- ¿Estas seguro de esto? Aún te puedes retractar, puedes decir que todo fue un error, un mal entendido, puedes correr a sus brazos, estoy seguro que él te aceptará.

- Si me retracto, lo volveré a perder ... ya no lo soportaré, no puedo perderlo, lo prefiero lejos de mi, que muerto, sellando, que me vuelva a olvidar, que yo lo vuelva olvidar ... prefiero que me odie hoy ... a verlo morir en mis brazos otra vez ... no resistiré ... no de nuevo.

- Entiendo, el amor de los espectros es profundo - le dio la mano- andando entonces, que inicie el plan.

Dicho esto, Minos tomó su mano y abrieron la puerta, en donde de inmediato los ojos de todos comenzaron a juzgarlos.

Tres horas antes

- Bien señores, hemos estado trabajando en esto desde hace meses, hemos montado ya la primera parte de nuestro plan, hemos alejado a Lune, está a salvo con Aiacos ja, ja, ja, ja - rio de la nada y siguió su diálogo- le hemos hecho creer a todos que ustedes tienen una relación, eso es perfecto. Pero hoy es el gran día, hoy, hoy señores, tienen que defender esa farsa con uñas y dientes,  frente a los dioses, frente a mi y a sus camaradas, hoy es inicio del fin. Ustedes se preguntarán ¿Porque la princesa está tan preocupa por seguir montando esta farsa, si hemos ensayado una y otra y otra vez la falsa relación?  Bueno la respuesta es muy simple realmente, a los dioses no se le puede mentir y aunque su actuación es digna de un premio, mi hermano no se tragará ese cuento.

- Si el señor Hades  no lo creerá ¿Que haremos entonces princesa? - cuestionó Minos-

- Para eso usaremos esto - la princesa abrió sus manos mostrando en ellas un par de pastillas- son simuladores de enamoramiento, se las robe a Afrodita, la diosa - sonrió amablemente-

- ... Se ... ¿Las robo? - contestó el ateniense-

- Robar, pedir prestado, pedirle a Ares que las robara por mí y a cambio decirle que pensaría si volvía con él o no, es lo mismo- replicó sin darle importancia y poniendo las pastillas en sus manos-

- ... - Ambos se vieron, intentando encontrar alguna lógica a lo que acaban de escuchar-

- En fin, estas pastillas les darán una simulación de enamoramiento que durará 48 horas solo 48 horas ja, ja, ja, ja - dio una risa incoherente- sentirán estar enamorados entre ustedes - continuó su diálogo como si nada- serán tan convincentes que mi hermano lo creerá.

- Entiendo - contestó a Afrodita, que a pasar de tanto tiempo de conocerla, sigue sin acostumbrarse a conversar con ella, para él era sumamente extraña-

- ... - Pero Minos se quedó pensando, aquello no le gustó, no quería olvidar a lune- pero ...

- Ja, ja, ja, ja - otra carcajada incoherente de la princesa - ¿Pero que Minos? - replicó retomando su tono serio-

- ... Eso significa que ... ¿No amare a Lune, en 48 horas y amare a Afrodita en su lugar? - su mirada entristeció, no quería eso, pese a todo, él quería seguir amando a Lune- .. no puedo hacer eso, lo estaría traicionado ... majestad.

- Ah ... - sacó aire, conmovida por aquella situación- no exactamente, mi querida juez, tus sentimientos por Lune, no van a cambiar, tú lo seguirás amando, la pastilla, solo te dará la apariencia de estar enamorado de alguien más, en este caso, Afrodita, pero no lo amarás, el amor es algo, que ni siquiera un dios puede cambiar, es por eso que este plan es inefable

- ¿Que? - contestó absortó-

- Mira mi niño, ni siquiera yo, ningún dios te puede ordenar enamórate de otra persona, ni te puede ordenar no amar a una persona ni manipular lo que sientes, si lo hacen tarde o temprano saldrá a flote tu verdadero amor, tú amas a Lune y nada jamás cambiará eso.

- ... - Pero el miedo de dejar de amar a Lune regresó a él- y ¿Que tal si Lune realmente lo cree? Y no vuelve más - sintió que la realidad lo abofeteó-

- ... - La princesa Hades entendió su preocupación, soltó aire- Podemos parar aquí, te dije desde el principio que tú decidías hasta donde llegar, después de todo, eres tú él que tiene todo que perder.

- ... - Minos entonces vio la pastilla en su mano, y con ella su memoria se activó, trayendo consigo todas las veces que vio a Lune perder su vida y ser sellado bajo un charco de sangre y guerra, las veces que perdió su vida frente a sus ojos su cuerpo destrozado o atravesado por el arma enemiga, las veces que lo perdió entre sus brazos agonizando con sangre en su boca y cómo está opacaba su belleza- ... nunca más, haré lo que sea para que él esté bien, aún si eso significa que esté lejos de mi, pero que esté bien, a salvo.

***
Pasaron entre las miradas y los susurró que los juzgaban a la pareja que valientemente se abría paso entre la multitud hasta llegar frente a los dioses.

El momento decisivo estaba ahí, meses de planeación secreta entre la princesa del inframundo, la diosa Athena, el santo de pisis y el juez del inframundo para detener la guerra santa, estaban por dar frutos.

Sacrificio Where stories live. Discover now