M A T E O
— ¡Mateo! ¡Te dije que la tarta tenía que ser de fresa!
Me sobresalto de tal manera que casi arrojo al suelo la tarta. Por suerte puedo estabilizarme a tiempo y miro hacia al niño ya no tan pequeño que tengo al lado.
— ¿Fresa? — asiente efusivamente con la expresión enojada. — ¿Qué tiene de malo el chocolate?
— Ni para esto sirves — bufa por lo bajo, se pierde por el pasillo y yo me quedo parado en la entrada de la cocina totalmente sorprendido.
— Déjale, está nervioso porque viene a la fiesta la muchacha esa — me dice mi padre en lo que saca brillo a los cubiertos.
— Te llego a decir yo eso a su edad y me pones en adopción... Que poco respeto por lo mayores. — digo en broma aunque en realidad no lo sea.
Él se limita a reír y una vez dejo la tarta en la nevera le ayudo en la tarea de colocar los platos en la mesa del salón.
— ¿Entonces Emi esta enamorado? — pregunto recordando lo que me dijo momentos antes. — ¿No es demasiado pronto?
— Mateo, si supieras las veces que llegaste de la escuela diciéndome que te gustaba una chica... Siempre pensé que de mayor nunca te enamorarías de verdad y mírate ahora — me señala con la cuchara que tiene en la mano.
— No estoy enamorado — digo simplemente y me alegro cuando tocan al timbre.
— A otro con ese cuento — escucho que dice mi progenitor a mis espaldas.
Abro la puerta y los primeros invitados empiezan a pasar. Los minutos corren y la sala se empieza a llenar de padres e hijos, todos compañeros de clase de Emi. En un momento dado también viene Camilo a felicitarle.
Ya le hemos dado los regalos y cantado la ridícula canción dedicada a este día y las únicas personas que quiero ver aún no aparecen. Mis ojos se dirigen una vez más a la pantalla del móvil y suspiro al ver que no hay nada.
No van a venir, ¿qué te esperabas?
Siento como el sofá se hunde a mi lado e instantes después una mano sobre mi hombro.
— Ni istiy inimiridi — murmura a mi lado entre risas.
— ¡Papá! — exclamo poniendo los ojos en blanco.
— Perdón, perdón. Vi que está de moda hacer burla con eso y no vi mejor momento para aplicarlo — explica con una sonrisa que expresa disculpa.
— Necesito relajarme, saldré un momento — mi padre asiente entendiendo a que me refiero y me encamino hacia la puerta.
Abro esta y me quedo estático cuando veo quien está al otro lado.
— ¡Mateu! — grita el pequeño pero mi mirada solo está fija en ella.
Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que la vi y las circunstancias no fueron las mejores. La vi llorando desconsoladamente mientras me pedía a gritos que me detuviese y yo no la hacía ni puto caso.
Noto el contacto de alguien junto a mi pierna, dejo de mirar a Úrsula y me pongo a la altura de Joel.
— ¡Enano! — le doy un abrazo y le cargo en brazos mientras me pongo de pie — Pero que mayor estás, un poquito más y me superas en altura — el pequeño larga una risita y como en los viejos tiempos se encierra en su mundo mientras se encarga de despeinarme el pelo.
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sincronicidad; trueno
Romance【 EN PROCESO 】 ❝hace nueve meses Mateo se encontró con una chica embarazada a punto de dar a luz, dos años después, el destino les vuelve a juntar❞ → prohibido copias y/o adaptaciones. → inicio: treinta de agosto. ➫ #➊ - corazzina「 13/01/21 」 ➫ #➊...