00

7.9K 221 16
                                    

Ú R S U L A

Miro como Joel duerme sobre mi pecho y decido llevarle a su cuarto, estará más cómodo ahí.

Enciendo las luces y la pequeña habitación azul se ilumina, aún se puede identificar el olor a pintura.

Me acerco a su cama, le poso suavemente sobre esta y le tapo con la manta estampada de cochecitos.

En el momento que le separo de mi abre y cierra sus manitas durante un rato, rato en el que me muero de amor.

Le pongo entre las manos su muñequito de tela, lo estruja contra él y se vuelve a quedar dormido.

Le beso la frente tan chiquita que tiene, me aseguro que está bien tapado y que la lamparita a su lado está prendida y salgo de la habitación.

Justo en ese momento Mateo entra en la casa.

Me apoyo en la madera con los brazos cruzados sobre mi pecho.

— Hola — deja la mochila en el sofá, se acerca y me besa la mejilla.

— ¿Podemos hablar?

Asiente con un ápice de preocupación.

— ¿Pasó algo con Joel? ¿Contigo?

Niego con la cabeza.

— Mañana nos iremos.

— ¿Qué? ¿A dónde?

— No lo sé, tal vez a casa de una amiga... Mateo agradezco todo lo que has hecho por nosotros pero creo que es suficiente.

— No lo es Úrsula.

— Te estás atribuyendo una responsabilidad que no te corresponde.

— Solo quiero ayudaros.

— Y lo has hecho, de verdad que sí. Pero no quiero aprovecharme más.

— Pero...

— Pero nada — suspiro. — Te agradezco todo pero es suficiente.

— ¿Qué vas a hacer si no tienes a dónde ir? ¿Quedarte en la calle con un crío de dos años?

Sé que no lo hace intencionalmente pero ese comentario me duele.

— He podido estar en la calle con ese crío de dos años antes de que aparecieras, ¿sabes? Puedo cuidarnos a ambos.

— No me parece bien, yo podría...

— ¿¡Puedes dejar de comportarte como si fueras su padre!? ¡Puedo criar de mi hijo yo sola, no necesito la ayuda de nadie!

Al segundo de decir eso me arrepiento.

La cara de Mateo pasa del dolor al cabreo.

— ¡No soy su padre pero le quiero como si lo fuera! Y si te quieres lanzar a la aventura de vivir bajo un puente allá tú, pero no arrastres a Joel hacia esa vida de mierda.

— ¿Qué fácil es todo cuando eres un rico alzado de mierda sin ningún tipo de responsabilidad, verdad?

— Es todo más fácil cuándo puedes evitar esa responsabilidad.

Me le quedo mirando y antes de que empiece a derramar las lágrimas me doy la vuelta.

— Te devolveré todo lo que nos has dado y nos iremos pronto para no molestarte más.

Me meto en la pequeña habitación ante la mirada de Mateo y cierro la puerta.

Me seco las lágrimas que han salido y me acerco a Joel.

— No dejare que nada malo te pase chiquito, te lo prometo.




hooooolaa

¿primeras impresiones?

comenten y voten. gracias, chau <3

sincronicidad; truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora