Capítulo 42: Cazadores.

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—Abre más las piernas.

Obedecí sus palabras ciegamente, colocándome en la posición que él me indicaba. Mi cuerpo se encontraba sudoroso, mi respiración agitada. No era sencillo para mí, pues él era un vampiro y yo seguía siendo solo una humana.

—Hey, respira un poco, criaturita —indicó con voz suave—. Sí, así.

El dolor estaba en segundo plano. Cada parte de mí dolía, pero igual me esforzaba por seguirle el ritmo.

—No puedo más —lloriqueé.

Él sonrió. Se encontraba inmutable, como si fuera tan fácil para él como respirar.

—Fuiste tú quien me pidió entrenar.

No fui capaz de responderle. No porque no tuviera una respuesta ingeniosa que lanzarle. Fue más porque él me derribó sin mucha dificultad. El golpe en mis nalgas me sorprendió, sobre todo porque él solía evitar que me golpeara demasiado.

—¡Hey!

El golpe que recibí en las nalgas fue doloroso, sobre todo porque estaba usando un short que apenas y las cubría, junto con una remera que me quedaba gigante. No era precisamente la ropa adecuada para lo que hacía, pero ya me daba igual. La ropa deportiva me era incomoda, mientras que la ropa gigante me permitía moverme con total libertad.

Le dediqué una mala mirada a Donovan, insultándolo en mi mente. Él pareció intuirlo, porque de inmediato sonrió con travesura. Lo había hecho con toda la intención del mundo y ahora disfrutaba de verme sobre el suelo.

—En un enfrentamiento real, nadie va a cuidarte como lo hago yo.

—¡Pero tampoco tienes que atacarme así! —grité.

Él alzó una ceja hacia mí. Sí, sabía que estaba actuando infantilmente, pero el cansancio de todos los días en entrenamiento comenzaba a cobrar factura.

—Ven aquí —Donovan me ayudó a levantarme.

Me trató con suavidad. Incluso sacudió el polvo que quedó en mis shorts. No me perdí la acaricia suave que dejó en mis nalgas. Tampoco como poco a poco fue deslizando sus manos por mis piernas desnudas.

Entrenar con él era... Extraño. No terminaba sus ataques, solía inmovilizarme con tanta facilidad que ya ni me ofendía y dejaba besos por mi cuerpo cuando me desconcentraba. Pocas veces me entrenaba en serio.

Esta era una de ellas, pero no logré apreciarlo.

—Necesitas resistencia —indicó.

—Eso no fue lo que me dijiste anoche —susurré.

Por supuesto, él lo escuchó.

Y no era del todo falso. Donovan tenía una resistencia asombrosa a causa de sus habilidades, pero más asombroso era que yo solía seguirle el ritmo.

—Eres una pervertida.

Aproveché su distracción para intentar inmovilizarlo, tal y como él me enseñó. Un segundo después, mi espalda golpeaba contra el duro suelo, dejándome sin aire. Más que sorprenderlo, fui yo quien recibió la sorpresa.

—¡Donovan! —me quejé de nuevo.

—Eres adorable cuando estás enojada —musitó con dulzura.

—No voy a volver a entrenar contigo.

—Tú y yo sabemos que no es cierto —sonrió.

Por supuesto, ya había hecho esas amenazas anteriormente. Pero por más que me doliera el orgullo, había mejorado considerablemente desde el momento en que empecé a entrenarme con Donovan.

Donovan Black (En edición)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ