Capítulo 24: ¿Una flor? Mejor un jardín.

18.8K 2.8K 1.4K
                                    

—¡Donovan! —exclamé, sonrojada.

Mi cabeza volteó en un ángulo bastante antinatural, considerando que era solo una humana. Cuando lo miré, noté que estaba recostado contra el umbral de la puerta, con una actitud tan cómoda y tan relajada que por un segundo pensé que todo eso fue solo parte de mi imaginación.

Pero no.

Ahí estaba él, confesando ser mi novio sin siquiera dudar.

Me causaba vergüenza que escuchará nuestra absurda conversación. Sobre todo, porque no estaba claro que éramos. ¿Novios? ¿Amigos con derecho? ¿Peor es nada?

¡Y luego él simplemente aparecía de la nada y le decía a mi madre que era mi novio! A mi madre, entre todas las personas existentes en el mundo.

Eso era injusto. Para empezar, ni siquiera me había pedido ser su novia, cuando ya se proclamaba mi pareja. ¿Quién le dijo a este chico que eso era algo romántico?

Mi madre lo miraba, deslumbrada ante su belleza. Ni siquiera parecía ser capaz de parpadear, como si su cerebro no pudiera procesar lo que tenía frente a sus ojos. Lo entendía, sin embargo. Hasta yo, que comenzaba a acostumbrarme a verlo, de vez en cuando me quedaba embobada ante él.

Porque Donovan era un ser de otro mundo, literalmente. Sus rasgos finos que gritaban peligro, sus ojos hechizantes incluso cuando no brillaban como rubíes. Su cuerpo tenía la cantidad exacta de músculos para ser atractivo, aunque seguía siendo ligeramente delgado. Si tuviera que definir sus movimientos de alguna forma... elegiría una pantera negra. Una con un extraño sentido del humor y demasiado despreocupada, pero si bajabas la guardia, te haría pedazos con sus manos desnudas.

—Mucho gusto en verla nuevamente, suegra.

Mi madre le devolvió el saludo, aún encandilada con la presencia de Donovan.

—¡No! —grité, presa del pánico—. ¡No es cierto, mamá!

—Al parecer todos sabíamos que era tu novio, excepto tú —se burló Justin.

Esto no me podía estar pasando. ¡Esto no era lo que esperaba! Solté un gruñido de frustración, mientras sentía mi rostro arder incontrolablemente. Donovan no iba a dejar pasar este momento tan vergonzoso.

¿Acaso este se había convertido en el día de avergonzar a Juliette? ¡Y yo que ni me había enterado!

Le dediqué una mala mirada a mi hermano, quien solo me sacó la lengua, divertido. Mi madre sonrió ante nuestro intercambio, mientras que sus ojos estaban empañados con nostalgia.

Por supuesto, no nos había visto en demasiado tiempo. Y las visitas en el hospital solían ser rígidas y con un ambiente cargado de pesimismo. No era el mejor lugar para bromear y divertirnos, así que para ella esta debía ser la primera vez en mucho tiempo, vernos molestándonos el uno al otro, como antes.

—Es un gusto volver a verte, Donovan —devolvió el saludo mi madre—. Gracias por cuidar de Juliette y los niños mientras yo no estaba.

—Fue un placer para mí —guiñó un ojo en mi dirección.

La palabra placer estaba cargada de un erotismo que no pasó desapercibido para ninguno de nosotros.

Así supe que, de alguna forma, Donovan se había enterado de la pequeña discusión que Justin y yo tuvimos en el pasillo.

Estúpidos guardias, me habían delatado más rápido de lo que esperaba.

—¡Donovan!

Mamá rio.

Y a pesar de que fue a mi costa, escuchar su risa flotando por el aire fue como volver a la paz. Sí, aún quedaba mucho por hacer, pero poco a poco, comenzaba a adaptarme.

Donovan Black (En edición)Where stories live. Discover now