Capítulo 15: La presa y el depredador

22K 3.2K 949
                                    

Donovan me besó

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Donovan me besó.

El miedo y la impresión me dejaron paralizada por unos segundos. Pero Donovan no se detuvo. Me acercó a él, sus manos se aferraron a mi cintura con fuerza y eso me trajo de vuelta a la realidad. Correspondí a su beso, porque no existía manera humana de negarse a un beso de Donovan Black.

Sus labios eran cálidos sobre los míos, tan suaves que se sentían como el aleteo de una mariposa. Y cuando notó que no lo estaba rechazando, poco a poco profundizó el beso.

Sentí un pequeño dolor en mi labio inferior y comprendí que me había mordido. No estaba segura de sí lo hizo intencionalmente o no, pero no iba a quedarme de brazos cruzados.

Mordí con suavidad los suyos, escuchándolo gruñir en aprobación. Sus manos recorrieron mi espalda, mientras las mías comenzaban a jugar con su cabello. Mientras más tiempo pasaba, el beso se volvía más salvaje y pasional.

No sabía sí estaba haciéndolo bien, pero por suerte para mí, él parecía estar de acuerdo con guiar el beso.

—Eres mía, Juliette. Así que olvídate de Romeos.

—No te preocupes —respondí, agitada—. Nunca esperé a uno.

Gemí con suavidad cuando volvió a besarme, mucho más explosivo que antes. Su lengua comenzó una sensual batalla con la mía. Nos enredamos en una lucha excitante, exigente. Mis piernas temblaron ante la intensidad de su beso, por lo que me aferré a su cuello. Él me sostuvo. Cuando sentí que el mundo se tambaleaba y que caería irremediablemente, él me sostuvo contra sí, tan firme como una roca.

No debería estar haciendo esto. Lo sabía, pero no es como si pudiera resistirme. Donovan emitía una energía sensual, de esas que te dejaban sin defensa alguna.

Como una deliciosa tentación. Como un pecado que tentaba a repetir.

Nunca había sido besada antes, pero supe que este era un beso de los que nunca se olvida.

Por suerte para mí, estábamos solos en la casa. Donovan les pidió a mis hermanos que fueran al supermercado a comprar algunas cosas para hacer sándwiches y chucherías para el camino, por lo que los pequeños se fueron corriendo, emocionados. Así que podíamos ser un par de calenturientos, al menos por un rato.

Sus manos comenzaron a bajar con suavidad hacia mis caderas, llegando hasta mis muslos. Supe lo que me pedía, por lo que di un salto y me aferré con mis piernas a su cintura. El roce de mi cuerpo contra el suyo me enloqueció. Me sentí víctima de un hechizo, uno tan demandante que no podía ignorar.

Rompí el beso, pero no intenté alejarme ni un segundo. Inclinando mi cabeza levemente hacia la derecha, le ofrecí mi cuello.

Como si fuera lo más natural del mundo.

No tenía recuerdos de las mordidas de Donovan, pero mi cuerpo parecía saber exactamente lo que quería.

—Muérdeme, Donovan.

Donovan Black (En edición)Where stories live. Discover now