Capítulo 4 - Convivencia.

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Sentada sobre las gélidas rocas de la Primavera Fría, Fu WenLian escuchó el sonido que da el agua cuando alguien se abre camino a través de ella. Abrió los ojos despacio, su corazón dio un salto. Lan XiChen se acercó calmo, con el torso desnudo y el cabello empapado después de haberse sumergido en la helada corriente del manantial. Al estar más cerca observó cómo las pestañas se le pegaban unas a otras, dando un toque aún más maravilloso a sus hermosos ojos.

Lan XiChen alargó la mano más allá de donde ella estaba, parecía buscar algo y después de esculcar lo encontró. La misma mano se abrió frente a Fu WenLian y al hacerlo salivó. Una deliciosa fresa que se veía tan roja y jugosa causó que su estómago y corazón se agitaran emocionados, antes de tomarla ya podía sentir cómo sus dientes se hundían en la pulpa y el delicioso jugo le saturaba la boca.

Un día antes le había comentado a Lan XiChen, con las mejillas coloradas, las férreas ganas que tenía de comer fresas. Tristemente, por el clima usual de Gusu, las fresas eran escasas y no siempre tenían ese sabor dulzón que le gustaba. Creyó que no había manera de probarlas pronto, por lo tanto, su estado de ánimo se había vuelto un poco triste. Tomó la fruta y al hacerlo imaginó a un bebé idéntico a Lan XiChen con una fresa en la mano y la carita embarrada en rojo.

Al explotar el excelso sabor dentro de su boca Fu WenLian pensó que no había nada más delicioso. Se olvidó de todo a su alrededor y se dedicó a comer, pues Lan XiChen había sacado más fresas de quién sabe dónde. Tampoco era como que en ese momento le importara, estaba demasiado extasiada como para pensar en aquellos detalles.

Mientras la veía comer Lan XiChen pensó que su esposa parecía una pequeña ardilla con las mejillas rechonchas por la fruta y los labios húmedos. Además, Fu WenLian gustaba de olfatearlas y, a pesar de él mismo se encargó de escoger solo de buena calidad, se dedicó a seleccionar cuál fresa quería comer y cuál no.

Al agarrar la más grande de todas y morderla un poco del jugo natural se le escapó por la comisura de la boca. Lan XiChen, con una sonrisa divertida, barrió el mentón con el pulgar para limpiar.

—¿Puedo? —preguntó.

Fu WenLian tomó una fresa para dársela pero Lan XiChen negó y bajó la mirada. Las mejillas se le encendieron y enternecida asintió al comprender.

Con un suspiro Lan XiChen abrió la túnica interior de su esposa, esta última esperó expectante.

Un escalofrío le recorrió el cuerpo entero cuando sintió su vientre ser acariciado. Dirigió la mirada al rostro de su esposo y pudo ver el brillo emocionado en sus ojos, la sonrisa paternal y protectora, así mismo cómo el pecho se le hinchaba con orgullo.

Con un poco de energía espiritual y la mano aun extendida sobre su vientre el Primer Jade cerró los ojos para concentrarse y sentir más allá, sentir cómo una célula comenzaba a desarrollarse dentro del cuerpo de la mujer que tenía frente a él.

—Mi señora...

—¿Sí, mi señor? —lo miró.

—Gracias —murmuró emocionado.

Fu WenLian negó, acunó su rostro y sonrió. Lan XiChen volvió a bajar la mirada al vientre que recién comenzaba a abultarse y un pinchazo atravesó el corazón de Madam Lan. Segundos atrás, cuando negó después del agradecimiento de parte de Lan XiChen, no lo dijo y jamás lo diría pero le dolió el alma porque estaba encontrando en su hijo no-nato el refugio para la tristeza de no tener su amor correspondido.

Sabía que Lan XiChen se había esforzado por amarla pero no fue posible aun cuando ella había caído por completo por él. No había forma de forzar el amor y tomar algo que no era genuino era algo jamás podría aceptar así que un día, después de confirmar su embarazo, se sentó a un lado de Lan XiChen mientras este tocaba la flauta, lo sujetó de la mano y además de "esposo" lo llamó «amigo».

Purpúreas nubes de loto | Lan MeiLing | C A N C E L A D ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora