Capítulo 13 - Recuerdos y fogata.

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—Mi señor —un sirviente se acercó a Jiang Cheng—. Madame Jiang arribó de forma segura a Muelle de Loto.

—¿Envió un mensaje para mí?

—Sólo pidió que cuide su salud y coma a sus horas.

—Muy bien. Puedes retirarte.

Jiang Cheng volvió a donde se encontraban los demás. El ambiente se sentía más relajado y festivo. La mesa de los aperitivos continuó rellenándose para que los asistentes comieran lo que desearan y, aunque pusieron bebidas alcohólicas, se aseguraron de que no contuvieran un grado demasiado elevado con el objetivo de que no se presentara ningún percance si algunos ánimos se encendían por la competitividad.

Quien tenía la cara verde del coraje y vergüenza era Zhou LiQin. Antes de que iniciara la competencia estuvo pregonando por todo lo alto que los jóvenes discípulos de su clan, aunque pequeño, se entrenaron más duramente que nunca. Por supuesto, no mencionó que no era él quien los entrenó, sino que, como él tenía un cultivo mediocre, fue su segundo al mando el cual los lideró y él sólo fue a dar la cara y meter presión al campo de entrenamiento. Sin embargo, todo lo que fanfarroneó se le regresó en vergüenza porque después de las dos ocasiones en las que su insignia brilló en el cielo, no volvió a hacerlo más.

Jiang Cheng sintió pena por los discípulos Zhou. Tener un intento de líder tan mediocre jamás permitiría que desarrollaran de manera adecuada su cultivo.

La comida del banquete fue devorada sin más; era deliciosa y típica de Yunmeng, entonces, al igual que en los días anteriores, los platillos quedaron vacíos en medio de la plática. En esta ocasión, Lan XiChen sintió que disfrutó más la comida. Si bien el ambiente seguía siendo el mismo en cuanto a la bulla, que se llevara todo a cabo en un área libre y llena de naturaleza, lo encontró relajante, sobre todo porque el clima se percibía tan agradable en la piel que lo emancipó.

Hasta ahora, el resultado de sus discípulos fue excepcional, liderando la competencia junto con las sectas Nie, Jiang y Jin que también acapararon los primeros lugares. Junto con los invitados habló de diversos acontecimientos del pasado e inteligentemente sortearon el tema de Jin GuangYao en su presencia. Claro está, aun con todo el respeto que le tenían, el tema no se detuvo en su ausencia. El resto del día y de la tarde pasó con calma y sin inconvenientes, la cacería se desarrolló de manera perfecta, aunque uno que otro cultivador salió después de sufrir alguna lesión en los enfrentamientos. Nada fue grave.

Por la noche, uno que otro cultivador se fue retirando, entre ellos, Jiang Cheng vio a Lan XiChen alejarse hacia su carpa.

—Parece que ya son las nueve —habló para sí y se llevó el cuenco de licor a la boca para tener un trago.

Nie HuaiSang se le acercó con una sonrisa amplia. Detrás de él venían cuatro cultivadores más—. Vamos a jugar un poco de cartas. ¿Te quieres unir?

Zhou LiQin salió de detrás de los demás, sonreía también, seguramente emocionado de haber sido invitado a pasar el rato, entre alcohol y cartas, con el Cultivador líder. Jiang Cheng casi se ríe por la cara tan estúpida que tenía. Negó con la cabeza—. Vayan ustedes —dijo al final.

Se quedó sólo por unos minutos para después retirarse él también. Antes de hacerlo dio indicaciones a los sirvientes de continuar abasteciendo todo y de que únicamente se le molestara si algo de peso ocurría.

Fue a lavarse. Al recostar su cuerpo en la cama y quedarse en silencio, sintió que por fin podía tener un poco de tiempo en paz. No era un ermitaño del todo ya que, por supuesto, fue educado para hacer margen a eventos como esos, pero eso no le quitaban lo laborioso de fungir como anfitrión. Dejó salir un suspiro y no se dio cuenta en qué momento cayó dormido hasta que, en la madrugada, un sirviente lo despertó.

Purpúreas nubes de loto | Lan MeiLing | C A N C E L A D ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora