Capítulo 8 - Encuentro.

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La figura recta e inmaculada del Gemelo Jade de Gusu continuó tocando sin ninguna perturbación. Jiang Cheng lo miró de arriba abajo, sin perder detalle alguno. De la cabeza a los pies no tenía ni una arruga, cabello desbalagado o algo que pudiera empañar su níveo aspecto. Resultaba tan impactante e irreal que terminó por hacer una mueca de disgusto cuando volvió a reparar en su espalda recta como una vara. Los Lan siempre terminaban poniéndolo de mal humor con su excesiva rigidez y aspecto perfecto.

La melodía se detuvo, Lan XiChen despegó la flauta de sus labios y una sonrisa suave, quizá un poco melancólica, le apareció.

Jiang Cheng dio media vuelta, listo para irse a descansar.

—¿Líder de secta Jiang?

Jiang Cheng se detuvo y soltó un resoplido por lo bajo, no porque Lan XiChen lo molestara, sino porque ya se sentía listo para acostarse en su cama y dormir hasta el amanecer; pero no podía perder cara como anfitrión e irse de ahí haciendo oídos sordos.

—ZeWu–Jun —volteó.

Lan XiChen guardó la flauta en la manga qiankun de su túnica y se acercó a paso ligero. La sonrisa que lo diferencia de su hermano, además de los ojos claros, estuvo presente en cada momento y su mirada lucía demasiado amable.

Jiang Cheng casi niega con la cabeza—. ¿Necesita algo?

—No, solo agradecerle por su hospitalidad —se quedaron en silencio. Al segundo siguiente un silbido provino de dentro de la residencia en la que Lan XiChen se instaló—. Oh, estoy preparando té, ¿gusta un poco?

—No —y agregó—, pero disfrute su té. Buena noche.

—Buena noche —Lan XiChen se guardó una risilla y asintió cuando Jiang Cheng se retiró. El carácter regio del líder de secta Jiang siempre le pareció interesante, incluso un poco divertido.

Regresó a la residencia y se dedicó en los siguientes minutos a prepararse una infusión de tila, la cual comenzó a frecuentar cada vez que tenía algún evento en el que tuviera que convivir con muchas personas. La infusión le ayudaba con la ansiedad y también a mejorar un poco su sueño; intentó de muchas maneras alejar en insomnio y las pesadillas, pero seguía siendo duro para él hacerlo. Y, ni qué decir de convivir abiertamente con alguien que no fuera su familia.

Salió al mismo lugar en el que estuvo tocando y no fue hasta que dejó bebió el último trago que ingresó a su habitación. Preparó un baño y se lavó por completo. Se puso la ropa para dormir, pero terminó por quitarse la prenda superior a causa del clima caliente de la región. Quedó recostado en la cama, con la sabana tapando solo las piernas y una mínima parte de las caderas. Estiró las manos detrás de la cabeza y regresó el pensamiento a un joven Jiang Cheng de quince años que llevaba en la espalda a un Wei WuXian herido por un castigo infringido en el Receso de las nubes.

Los jóvenes de Yunmeng solían ser muy unidos, pero, así como a él, la tragedia también los destrozó. Recuerda que el carácter de Jiang Cheng parecía siempre malhumorado y tenso, pero de vez en vez podía apreciar una sonrisa divertida en su rostro a causa de una broma hecha por sus amigos, Wei WuXian y Nie HuaiSang. Ahora, no recuerda alguna sonrisa suya como la de aquella época, solo muecas frías que incitan a no acercarse a él. Justo como la que esa misma noche le dio a él cuando se acercó después de verlo parado a la distancia.

Suspiró. Entendía el porqué de ese caparazón puesto por Jiang Cheng. Tan joven se vio ahogado por el desinterés de uno de sus padres y por las exigencias del otro, tan joven perdió a sus padres, hermanos y hogar, tan joven tuvo que hacerse cargo de su secta a consecuencia de la guerra; tan joven teniendo que lidiar con todo con los ojos expectantes de los demás puesto en él. Así como él, tan joven tuvo que sobrellevar todo, pero al menos tanto Lan WangJi como él, tuvieron a su tío quien siempre los apoyó. Jiang Cheng no tuvo a nadie que le brindara su hombro como apoyo, solo a su sobrino, pero era apenas un bebé...

Purpúreas nubes de loto | Lan MeiLing | C A N C E L A D ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora