Capítulo 6 - Zhou.

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Zhou LengMei desvió la mirada de la espada, la dirigió a sus manos. Ante la gelidez de su respuesta una sonrisa entre triste y avergonzada se le formó en el rostro—. Me disculpo, mis palabras han sido muy duras —suspiró y se llevó la mano a la sien—, pero, todo esto fue demasiado para mí —repitió—. Me sentí abrumada con toda la atención y halagos excesivos, poco honestos.

Jiang Cheng asintió y dio un paso hacia ella, ante su presencia Zhou LengMei seguía sin poder evitar el sentirse un poco cohibida y abrumada. Aún si no poseía un interés romántico por su esposo tenía muy presente su fuerte atractivo, duro y varonil, además del poder de su estatus. Se quedó quieta y lo observó dirigir la mano a su abdomen. La mantuvo ahí durante unos segundos, movió los dedos apenas unos milímetros, en una caricia sutil, un tanto lejana. La mirada de Jiang Cheng seguía, al igual que su mano, sobre aquella zona mientras la de Zhou LengMei se detuvo en el rostro del hombre.

La mayor parte del tiempo desde que se conocieron lo veía con una profunda uve marcada en el entrecejo o con talante arrogante, distante, solitario. En ese momento no había nada de eso en su actitud, tampoco era efusivo pero en definitiva era diferente, con una emoción escondida detrás de esos ojos a veces retraídos... un sentimiento anhelante.

Zhou LengMei colocó una mano sobre la de Jiang Cheng—. Me aseguraré de darte un bebé sano, bello —esbozó una sonrisa, honesta—. Será un digno heredero.

Jiang Cheng la miró. Le agradaba esa honesta personalidad suya al estar los dos solos y cómo cambiaba radicalmente frente a los demás. Al igual que él sabía manejarse a la perfección, a momentos lucir fiera sin llegar a lo inaccesible o verse tímida aunque su carácter fuera más impetuoso; el típico comportamiento que se esperaba e instruía a una "doncella" de la época no era algo que Zhou LengMei tuviera pero sí que sabía aparentarlo frente a los demás.

Retiró la mano—. Ve a descansar —le dijo en un tono seco que para otra persona sonaría retador pero Madame Jiang ya se había acostumbrado y no temía—. Mañana será un día pesado, sí te sientes indispuesta házmelo saber.

Ante sus palabras asintió. Le dolían los pies y las mejillas de tanto sostener una sonrisa, que aunque discreta, se forzó a mantener durante todo el banquete para dar una apariencia dócil, tranquila, para que su padre la mirara y pensara que al estar en matrimonio con Jiang Cheng, el estricto Líder de secta Jiang, definitivamente aprendió a comportarse "como una mujer debía".

Jiang Cheng salió de la habitación, Zhou LengMei de quedó sola. Se mantuvo unos segundos de pie en medio de la habitación antes de ir a recostarse a la cama. Soltó un suspiro cuando su cuerpo descansó sobre el colchón pero, si bien su cuerpo estaba en reposo, su mente seguía andando con fuerza. Bajó la mano hasta su vientre, con cinco meses de gestación su barriga ya se veía prominente, barrió la mano por toda la pequeña montaña que se había formado y una triste sensación se asentó en su pecho.

Existían muchas cosas que Zhou LengMei nunca quiso, una de ellas, por ejemplo, el matrimonio con un noble caballero e hijos venideros. Jamás fue su sueño dorado, no lo deseaba, ni al caballero, ni a los niños pero «es tu responsabilidad como mujer», le dijo Zhou LiQin, su padre, una agónica noche en la que, ilusamente, se atrevió a suplicarle que la dejara vivir a su manera.

—¿Qué clase de estupideces estás diciendo? —con la vena en la frente, marcada por el coraje, su padre se acercó a ella.

Zhou LengMei tragó saliva, asustada, temerosa de que otro golpe llegara pero no retrocedió, no parpadeó ni se encogió. Se mantuvo firme frente a su padre aun cuando éste le gritó e insultó en el rostro.

—¿Crees que eres un hombre? —se burló de ella—. Eres una mujer, entiéndelo. Tu lugar está en la casa, no afuera creyéndote una heroína. ¿Crees que podrás cultivar? —tomó la espada que Zhou LengMei había mandado a confeccionar a escondidas con sus ahorros de años—. Tú responsabilidad como mujer es casarte, tener hijos y darle a tu padre la oportunidad de subir de posición a través de un buen matrimonio.

Purpúreas nubes de loto | Lan MeiLing | C A N C E L A D ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora