Capítulo 12 - Compartir.

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Desde antes de que los gallos pudieran proferir su canto, los sirvientes de la secta se ocuparon de aquí para allá con el propósito de organizar todo perfectamente para el torneo de cacería que se llevaría a cabo a las afueras de Yunmeng; en un lugar solo y pantanoso que serviría perfecto para poner a prueba el conocimiento y la entereza de la nueva generación de discípulos de todas las sectas que asistieron.

Jiang Cheng se encargó de seleccionar los mejores animales de caza y criaturas con energía resentida. Estas últimas eran escasas en comparación con la cantidad de animales, pero mucho más agresivas y difíciles de encontrar, así que, quienes lograran cazarlas, estarían demostrando lo mejor de sus habilidades.

Lan SiZhui, junto a Lan JingYi, sería el mayor representante de la secta Lan, así que se aseguró de entrenar más arduamente desde semanas antes de que se llevara a cabo la Conferencia de Cultivo. Por supuesto, Lan WangJi, Wei WuXian y Wen Ning les ayudaron con los entrenamientos. Wei WuXian les vendó los ojos a los juniors para que desarrollaran más sus sentidos, y, en el proceso, les contó, cómo con el truco de los ojos vendados, hizo que la secta Jin perdiera cara después de desafiarlo.

Jin Ling recibió entrenamiento de parte de Jiang Cheng aún cuando no fuera a representar a la secta Jiang. Le dolieron hasta los huesos cada día y escuchó un sinfín de veces cómo sus piernas se romperían bajo las botas de su tío, pero, al final, más allá de una mirada condescendiente y mil juramentos, Jiang Cheng fue comprensible y astuto al momento de entrenarlo. Jin Ling sintió que ganó mucha fuerza y su perfección se hizo todavía más fuerte ya que también debía dar la cara como líder de secta que era.

Afuera del campo de cacería se acomodaron varias mesas con distintos aperitivos: bebidas, comidas y demás cosas para que los líderes y representantes de secta que estarían afuera esperando a que sus discípulos dieran lo mejor de sí y dejaran por todo lo alto a sus sectas. También se llevaron trovadores y juglares para entretenerlos con bailes, juegos y representaciones artísticas. Se agregó además un área de descanso por si alguien tenía el deseo de ir a descansar un poco entre cojines acolchonados o divanes cómodos.

Jiang Cheng creó un espacio personal para Zhou LengMei así que la susodicha, después de asegurarse de que todo lo relacionado a su cargo como Madame estuviera listo, y antes de que la competencia de caza iniciara, fue a tomar un poco de té al espacio que le fue asignado. Se sentó en el diván y acomodó unas almohadas a su espalda para descansar un poco. Suspiró el medio recostarse y Li WanYu le acercó una bebida fría para que se refrescara después de tanto ajetreo. Zhou LengMei le dio un sorbo y se deleitó con el sabor del mango endulzado, se relamió los labios y sintió que por fin podía liberarse un poco.

A causa del buen sabor del zumo de mango, sus tripas gruñeron en deleite y en busca de alimento. Sólo hasta en ese momento se dio cuenta de que realmente estaba hambrienta así que le pidió a Li WanYu que le trajera algunos bocadillos sencillos pero deliciosos. Antes de que fuera a realizar su encomienda la detuvo, pues se le antojó de forma específica un poco de fruta picada con miel y otra poca más con polvos picantes. Li WanYu le informó que tardaría un poco más en traerle eso, pero que lo haría lo más pronto posible. Zhou LengMei asintió, cerró los ojos y se quedó en calma por unos minutos.

Estaba tan a gusto que no escuchó los pasos que venían hacia su dirección. Dio un salto a causa del susto cuando una mano pesada se posó en su hombro y apretó un poco a manera de saludo. Le dolió un poco el vientre cuando su corazón se aceleró al ver quién era la persona que se le acercó y atrevió a tocarla. Por supuesto, era a quien menos deseaba ver: Zhou LiQin.

—A-Mei —habló su padre de forma tranquila y cariñosa.

A Zhou LengMei le recorrió un escalofrío y trató de guardar la compostura para no dar a notar lo mucho que la tensó su presencia y lo asqueroso que considero el tono de voz con el que la llamó—. Padre —intentó ponerse de pie.

Purpúreas nubes de loto | Lan MeiLing | C A N C E L A D ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora