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DE VUELTA A NUESTRO LUGAR DE SIEMPRE, Hazel y Cha-Cha llegaban con el drogadicto y el francés. Al entrar, ambos se percataron de que su habitación había sido aseada.
—Idiota, no pusiste el letrero de no molestar en la puerta—le reclamó la morena a su compañero.
—Sí que lo hice—Hazel cerró la puerta detrás de él y se dio cuenta que el letrero efectivamente lo había puesto, pero ADENTRO—¡Mierda!
Se dirigió con rapidez hacia el armario y al abrirlo se encontró con Richard y Klaus con sus cabezas gachas.
—Ahh...menos mal, hola—Hazel arrastró a Klaus y Cha-Cha a Richard.
Richard se sobresaltó y ni bien logró ver que eran ellos dejo caer nuevamente su cabeza. Klaus trataba de decir algo, Cha-Cha harta de no poder entender lo que quería decir, arrancó bruscamente la cinta.
—Dan más miedo sin las máscaras....—dijo Klaus mientras reía adolorido, recibiendo una cachetada de parte de la morena.
—No es manera de saludar a tus amigos—exclamó Hazel, amenazante.
—¿Podemos concluir esto acá?, ya les di lo que querían, déjennos ir, por favor—suplicó Klaus alargando una que otra palabra.
—Lo que queremos es a tu hermano, ¿Tú hermano está aquí ahora?—preguntó Cha-Cha.
—Tendras que ser más específica—respondió Klaus burlón, girando a ver a Ben, quien estaba sobre una de las camas, guiñándole un ojo cómplice a su hermano.
Cha-Cha harta de la misma actitud de Número Cuatro, le proporcionó otra cachetada de tantas.
—Ya les dije que él no vendrá, nadie lo hará....—se quejó.
—Ya sabe dónde estás, le dejamos un mensaje y cuándo venga vamos a estar listos.
Dicho eso, acomodaron a Klaus con vista a la puerta, alejaron a Richard posicionandolo cerca del baño. Hazel cerró las cortinas, apagó las luces y se escondió junto a Cha-Cha en el armario, ambos con arma en mano.
