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09/11/2004. 📍CANADA-TORONTO.
TODO IBA "MEJOR QUE NUNCA", para los ahora, adolescentes Hargreeves. Su vida como "Súper Héroes" pareciera tener bastante éxito, todas las misiones habían salido como lo esperaban, y por esa misma razón, los hermanos trataban de ser un equipo, algo que se les dificultaba, ser presionados todo el tiempo, tratar de ser perfectos para complacer a su padre, tratar de tener una vida como cualquier adolescente de tan solo 15 años, se sentía tan lejano e imposible.
11:30 pm, cada uno estaba en su habitación, a excepción de un par, Número Cinco y Número Ocho. Ambos pequeños se encontraban en la habitación perla de la castaña, esta había retrocedido y detenido el tiempo en la cámara de sus habitaciones, para que su padre creyera que ambos dormían plácidamente.
El cielo estrellado, bueno, el techo estrellado, gracias al maravilloso poder de Bernadette, era la cálida e increíble vista de Número Cinco, mientras que sus oídos escuchaban la melodiosa voz de Honey, narrarle un libro.
—Si un niño llega hasta ustedes, si este niño ríe y tiene cabellos de oro y nunca responde a sus preguntas, adivinaran enseguida quién es. ¡Sean amables con él! y comuníquenme rápidamente que ha regresado, ¡No me dejen tan triste!—termino de recitar Bernadette, la entonación con la que leía los libros favoritos de ella y Cinco, lo hacia derretirse, aunque muchos podrían decir que Cinco admiraba a Bernadette por su belleza, las cosas eran muy diferentes, era hermosa, claro que si, pero lo que lo tenia embelesado a Número Cinco, era su dulce personalidad, las cosas positivas que desbordaba, al final de todo, polos opuestos se atraen.
—Honey, ¿Crees que puedo lograr grandes cosas?—soltó de la nada Número Cinco, las pocas veces que Cinco ha demostrado vulnerabilidad e inseguridad en si mismo, han sido con Bernadette, y esta vez no era la excepción, pero soltar aquella pregunta como si nada, conociéndolo, era obvio que tomaría por sorpresa a la ojidorada.
