VI. La douleur exquise

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Silencio.

Mucho silencio.

Demasiado silencio.

Cuando Sylvain cerraba su mente y le negaba el acceso, era todo lo que había.

Era enloquecedor. Sylvain le había pedido un momento para aclarar sus emociones y dictaminar que no eran falsas, un mero producto de la manipulación del Lord Negro.

Pero la paciencia no era una de sus virtudes y cualquiera que fuera la respuesta no importaba, tan solo tomaría lo que le pertenece, pero ansiaba tenerlo por voluntad propia, sin restricciones, sin arrepentimiento.

Sylvain inhalaba y exhalaba con calma, mientras mantenía sobre el muslo su mano aferrada a la de Dyo.

Una risa débil, de pronto invadió la habitación.

―Sabes ―dijo por fin el doctor y Dyo le prestó más atención que a cualquier otro ser en toda su existencia.

―Nunca dejé de quererte.

Tardó un poco en procesar las palabras y responder.

―¿Y por qué te tomó tanto tiempo decidirlo? ―cuestionó Dyo con voz exigente.

―Tenía que asegurarme que no me manipulabas. Además, solo fueron unos minutos― respondió el doctor, con un tono alegre.

―Gracias por esperar, mi Lord― y llevo la mano del anfitrión por debajo de la máscara y le dio un beso sin importarle que el líquido negro que la manchaba le causará un leve ardor.

Si la máscara angustiada, pudiera reflejar lo que sentía, Sylvain habría visto un pálido sonrojo. Pero ni la máscara ni el cadáver que la portaba, podían permitirse tales lujos.

―Nada de gracias ― y con toda la fuerza que el cuerpo debilitado le permitió empujó al doctor contra la cama y se acostó sobre él. La capucha se había movido un poco y notó, que por debajo de ella aún crecía la melena, oscura, como el plumaje de un cuervo.

El doctor se arqueó un poco, como otras veces lo había hecho en Alagadda, Dyo torció un poco la cabeza y se acercó tanto como pudo, dejando que los labios de Sylvain tocaran los suyos, apenas rozándole, una y otra vez, hasta que ambos se rindieron a la incomodidad de la extraña postura.

Dyo se incorporó sobre el doctor y apoyo las manos sobre su pecho, sentía el latido del corazón acelerado apaciguarse lentamente. En cambio el no tenía ningún pulso. Eso significaba una cosa.

―Dyo, antes de ir más lejos, debo advertirte algo ―interrumpió Sylvain los pensamientos del otro.

―No puedo quitarme nada de esto.

―¿Nada? ¿Ni siquiera para esas desagradables funciones excretoras que tienen los tuyos?

―Nada. Ni siquiera eso.

Dyo se quedó en silencio, incrédulo sujetó el pico y jaló un poco arriba y abajo, izquierda y derecha, cada vez un poco más fuerte, pero la máscara estaba completamente adherida a su rostro.

―Se que es mucho pedir Dyo, solo se paciente.

El doctor apoyo sus manos en los muslos del Dyo y acarició los tensos músculos del cadáver sobre su cuerpo.

Dyo lo miró, podía sentir la decepción y luego la resignación. Se dejó caer sobre el pecho de Sylvain, causando con la máscara un dolor punzante en el doctor. Luego levanto el rostro.

― De todos modos, con el cuerpo en este estado no puedo hacer gran cosa ―declaró con un resoplo de resignación.

Ambos se miraron por largo tiempo sin decir palabra. Por ahora solo la compañía bastaba.

††††

Notas:

Si, este fue el intento de nsfw de la historia. Pensé que podría, pero no, mientras más lo pienso más raro se pone.

Por otro lado, este fandom tiene gente muy joven.

Voy a actualizar la descripción de la historia.

¡Gracias por leer!

Editado: Esto se siente como relleno :P








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