Siete.

387 76 41
                                    

Los doctores no dejaron que Yamaguchi pasara a la habitación de Tsukishima al día siguiente. Yamaguchi esperó fuera de la misma hasta que lo echaron. Había pasado casi una semana sin tener ningún tipo de contacto con Tsukishima. Yamaguchi se estaba volviendo loco sin él. Le enviaba mensajes todos los días aunque nunca obtuvo una respuesta, se quedaba horas extras en el gimnasio y cocinaba mucho más. Pero más que nada, dibujaba. Dibujaba a Tsukishima como si su vida dependiera de eso. Dibujaba todo lo que recordaba, su cabello alborotado, sus lentes algo deslizados sobre el puente de su nariz y sus oscuros y profundos ojos marrones.

Por octavo día consecutivo, Yamaguchi le envió un mensaje de texto.

[Para: Tsukki]

¿Hey? ¿Cómo te sientes?


No hubo respuesta alguna. Yamaguchi suspiró y guardó su celular en su mesa de luz. Estaba a nada de agarrar su tarea cuando el teléfono vibró.

Yamaguchi dejó caer su tarea al piso y corrió a chequearlo.

[Tsukki]

estoy bien, y tú?


Yamaguchi casi gritó. ¿Por qué diablos Tsukishima se preocupaba por como estaba Yamaguchi? No era él quien estaba en el hospital en ese momento.

[Para: Tsukki]

¿Puedo llamarte?


[Tsukki]

por qué no vienes?
ellos te dejarán


Yamaguchi inhaló bruscamente y tomó su mochila. Guardó su libreta y algunos muffins y salió disparado por la puerta.

[Para: Tsukki]

Estoy en camino.


Yamaguchi habría sollozado cuando vio a Tsukishima, pero se las arregló para guardarlo.

Se veía... distinto. Se seguía viendo como Tsukishima. Su mismo cínico y sarcástico Tsukishima. Pero se veía más débil. Sus brazos estaban más delgados que antes, sus ojos estaban entrecerrados y un tanto aburridos, y sus labios parecían muy agrietados. Estaba atado a un dispositivo de respiración que estaba al lado de la cama, que sonaba constantemente. Eso le hizo recordar demasiado a Yamaguchi que estaba en un hospital.

Yamaguchi se sentó en la silla que estaba al lado de la camilla del hospital. Tsukishima dio la vuelta y le dirigió una leve sonrisa como saludo.

"No estuviste por aquí en años."

"Los doctores no me dejaban entrar." La voz de Yamaguchi sonaba tan tenue, apenas podía escucharse él mismo. "¿Es incómodo?"

"¿Qué, esto?" Tsukishima se encogió de hombros. "Tomó un poco de tiempo acostumbrarse, pero es solo para condiciones críticas. Deberían darme uno más pequeño dentro de poco."

"Condiciones críticas..." Yamaguchi se apagó, sin confiar en que su voz se mantendría firme.

Tsukishima frunció el ceño. "¿Por qué estás tan mal por ello? Debería estar bien para dejarlo en unos días." Tsukishima levantó una de sus manos para golpear delicadamente a Yamaguchi en el brazo, pero él lo alejó. "¿Qué pasa?"

"Es mi culpa, ¿No es así?" Habló finalmente Yamaguchi. "Te hice salir." Sintió como sus ojos comenzaban a cristalizarse y a picar, e intentó lo mejor que pudo parpadear para contener las lágrimas. No quería llorar frente a Tsukishima. Se negaba a llorar frente a Tsukishima. "Podrías haber estado mejor si no era por mí."

El rostro de Tsukishima se puso completamente rígido. Observó a Yamaguchi antes de voltearse para acostarse, mirando fijamente al techo en vez de a Yamaguchi. "Sabes que eso es una completa estupidez, ¿verdad?"

Yamaguchi estaba acostumbrado a la franqueza de Tsukishima, pero esa vez, se sintió como una punzada. "¿A qué te refieres? Estabas bien antes de que llegara. Estabas bien antes de que dijera esa mierda de querer ver el mundo contigo. Fue tan egoísta y estúpido y-"

"Yamaguchi." La voz de Tsukishima sonaba helada. "Esto no es tu culpa. Esto nunca fue tu culpa. Incluso si me quedaba en el hospital o iba a hacer paracaidismo, iba a empeorar. Me estoy muriendo, joder. No puedes culparte por eso."

"Pero-"

"Pero nada. Tengo 18, Yamaguchi. Se supone que voy a empeorar de todas maneras. No voy a vivir por mucho más tiempo. Ni siquiera sé si voy a estar en mi próximo cumpleaños, joder. Ir a apoyarte en un partido de vóley no me matará más rápido de lo que ya estoy muriendo."

Yamaguchi se quedó quieto. No le gustaba escuchar a Tsukishima hablar casualmente de ello. Hablar casualmente de su vida y muerte como si fuese un videojuego y no la vida real. No quería que Tsukishima muriera. No quería tener que alejarse de él. Quería jugar videojuegos, escuchar música con él y dibujarlo, dibujarlo hasta que sus dedos se rompan. Él quería- no, necesitaba que Tsukishima viviera.

"Yamaguchi." Su voz sonaba más tranquila y suave de lo normal. "No te atrevas a arrepentirte de llevarme afuera. No te atrevas a hacerlo. Prométeme que no lo harás."

"Está bien. Lo prometo."

Tsukishima se veía satisfecho antes de continuar. "Y prométeme-" Un nudo se formó en su garganta, pero se las arregló para seguir hablando. "Prométeme que no dejarás de llevarme fuera."

Yamaguchi negó con la cabeza y dejó que sus lágrimas cayeran. Tsukishima acercó su mano para poder limpiarlas, pero Yamaguchi la apartó de nuevo. "Tsukishima, no puedo-"

"Promételo."

Yamaguchi observó a Tsukishima con una sombría expresión en su rostro. Tsukishima se veía firme, reacio a escuchar cualquier otra cosa. Sus ojos se clavaron en su alma como si estuviera tratando de arrancarle a la fuerza la promesa.

Yamaguchi había pasado 18 años de su vida sin Tsukishima, y ahora que lo tenía, no quería dejarlo ir sin importar qué.

"Lo prometo."

promise me | tskym.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora