Dieciséis.

432 84 76
                                    

Por alguna razón, la vida continuó sin Tsukishima.

Yamaguchi lo odiaba. Odiaba desempacar en su estúpido apartamento junto a su estúpida escuela de arte cuando sabía que no podía compartirlo con Tsukishima. No podía volver a casa con música de guitarra, comentarios sarcásticos y malas películas para Tsukishima.

Al menos se había mudado lejos del hospital. Yamaguchi odiaba tener que pasar por ahí todos los días. Todas las buenas memorias de allí habían muerto junto a Tsukishima.

Abrió las cajas y sacó las cosas una por una. La música sonaba desde el iPod de Tsukishima; Akiteru se lo había dado antes de que se fuera del funeral. La playlist llenó el apartamento con memorias agridulces mientras que Yamaguchi cubría las paredes con fotografías y dibujos.

Lo encontró al final de la última caja. Su antigua libreta. Se sentó en el alféizar de la ventana y recorrió su mano por encima. No quería abrirla, no quería abrirlo y recordar todo. Todavía no.

La voz de Tsukishima resonó en su mente. No quiero que me olvides.

Yamaguchi pasó de página y dejó sus lágrimas caer.

Pasó su mano sobre los dibujos de Tsukishima. El dibujo de él mostrándole los fósiles. El dibujo de él tomando una siesta a su lado. El dibujo de ambos sentados sobre la arena.

Y finalmente, el dibujo de Yamaguchi. No era lo mejor que Yamaguchi había dibujado. Intentó ponerle la mayor cantidad de esfuerzo que fuese posible porque pensó que Tsukishima se lo quedaría. Sus pecas estaban mal ubicadas y su pelo no tenía la textura adecuada. Chasqueó suavemente ante el dibujo. Su dolor lo hizo estar un poco más descuidado ese día.

Movió una de sus manos hasta el final de la página para voltearla cuando notó algo escrito en la parte inferior del dibujo. Era prolija, mucho más prolija que la letra de Yamaguchi. Una URL y una contraseña del sitio web.

Yamaguchi soltó la libreta haciéndola caer al piso y movió bruscamente sus mochilas para encontrar su laptop. Situándose una vez más en el alféizar de la ventana, escribió la URL y la contraseña en la barra de búsquedas.

Dejó soltar un sollozo al ver el cansado rostro de Tsukishima sonriéndole débilmente.

Se veía pálido, casi azul. Los mismos tubos y cables que usó durante su última semana estaban en sus brazos y nariz, por lo que asumió que debió haberse grabado en ese entonces.

Tsukishima aclaró su garganta y saludó levemente.

"Hey, ¿Yamaguchi?" Inhaló bruscamente antes de continuar. "Realmente te odio, ¿Lo sabías?"

Yamaguchi rio incrédulamente. Era obvio que Tsukishima le diría algo así incluso ahora.

"Antes de conocerte, estaba listo para morir." Rio sutilmente para luego toser un poco. "Estaba tan preparado para morir. Me había preparado por toda mi vida. No era como si tuviera mucho más para hacer. Me había asegurado el no tener ningún apego en la Tierra. Me había asegurado de que nadie se sentiría mal por mí, llorara por mí o lo que sea. Se suponía que morir sería algo simple. Ya sabes, sin dolor.

Tsukishima negó con la cabeza. "Luego, llegaste tu y echaste a perder lo que quedaba de mi corta y miserable vida.

"Me hiciste ir afuera y, como si eso no fuera suficiente, me hiciste disfrutarlo. Me hiciste ir a verte jugar en un partido de vóley, hornear pasteles y jugar videojuegos hasta las 4 de la mañana. Me hiciste ir a la playa y ver las olas contigo, me hiciste volver a aprender a tocar la maldita guitarra para ti. Me hiciste enamorarme de ti y te odio por eso.

"Porque ahora, no quiero morir. Quiero quedarme contigo el resto de mi vida. Quiero practicar vóley contigo, cocinar contigo, jugar videojuegos contigo, caminar por la playa contigo y envejecer contigo. Dios, tengo tantas ganas de envejecer contigo.

"Y sé que es egoísta de mi parte, pero hay una parte de mí que no quiere que sigas adelante. Probablemente es el deseo de una persona insana que está muriendo, pero quiero que me ames para siempre. Es imposible, lo sé, pero no puedo soportar la idea de verte con alguien más." Tsukishima hizo una pausa, como si se diera cuenta de la ridiculez de su afirmación, y rio. "Me refiero, no es como si en algún momento lo tuviera que ver. Estaré muerto."

Tsukishima dejó de sonreír. "Es gracioso, ¿no lo es? Estás viendo esto y yo estoy muerto ahora. Estás llorando por mí. Ya sabes, cuando una persona amada muere, todos lloran por ella. Hablan de como el mundo será un lugar más oscuro sin su optimismo, su energía y todo eso. Yo sabía que nada de eso aplicaba para mí. Y estaba bien con eso. No quería que nadie hiciera una escena por mí. Simplemente quería morir. Nada especial en ello.

"Pero, Yamaguchi, ahora quiero vivir. Tengo tantas ganas de vivir."

Tsukishima inhaló bruscamente una vez más. "Entonces, prométeme una última cosa. Has lo que quieras con tu vida. Ve a la escuela de arte, sigue cocinando, sigue perdiendo contra otras personas jugando videojuegos," Tsukishima rio en esa parte y un sollozo se escapó de la garganta de Yamaguchi. "Pero por favor, no me dejes morir. Sigue dibujándome. Dibújame hasta el día en el que olvides mi cara, mi voz, todo de mí. Por favor."

Yamaguchi estaba llorando completamente ahora. Se movió para secar las lágrimas que recorrían su rostro; todo su cuerpo estaba temblando sobre pequeño alféizar en el que estaba sentado.

Tsukishima le sonrió desde la pantalla. "Espero que no estés llorando. Eso sería patético. Por cierto, terminé la canción, aunque apenas puedo tocarla porque me duele moverme hoy en día. Así que, voy a ponerla desde aquí. Espero que no te moleste escuchar una grabación de estudio en vez de un concierto en vivo." Le dio a la cámara una sonrisa descarada.

Yamaguchi sacó su cabeza de donde estaba escondida para mirar a Tsukishima, quien estaba luchando con la guitarra entre sus manos.

"¿Y bien? Mantuve mi promesa. Estoy tocando tu canción. Ahora ve y mantiene la tuya."

Yamaguchi observó a Tsukishima tocar su canción con el corazón apesadumbrado. Ese fue su último recuerdo de Tsukishima.

Bueno, Tsukishima iba a mantener su promesa; Yamaguchi tomó su libreta del piso y volteó a la última página. Mirando al amor de su vida en la pantalla, tocándole una dulce canción de amor, puso su lápiz sobre el papel y dibujó.


promise me | tskym.Where stories live. Discover now