Nueve.

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Yamaguchi finalmente comprendió el porqué visitaba tanto a Tsukishima. Él era adictivo.

Le tomó, vergonzosamente, mucho tiempo darse cuenta, pero luego de escuchar a sus amigos quejarse porque está mucho tiempo con el teléfono, soportando a su madre diciéndole que dejara de pasar tanto tiempo en el hospital y siendo reprendido por las profesoras varias veces en clase por no prestar atención, finalmente se dio cuenta que tan enganchado con Tsukishima estaba.

Quizás era por dibujarlo, pero Yamaguchi podía cerrar sus ojos y capturar a Tsukishima perfectamente. Podía imaginarlo rasgueando distraídamente la guitarra, frunciendo el ceño por algo que él había dicho, o riéndose de algo ridículo que pasaban por la televisión. Podía sentir su corazón volar cuando Tsukishima contestaba alguno de sus mensajes, le dirigía una rara sonrisa o cuando pasaba sus dedos por su cabello mientras pensaba en algo.

"Hinata," Dijo de la nada luego de la práctica. Los de tercer año se habían separado del resto del equipo para conseguir helado; Kageyama era quien estaba comprando los conos. "Creo que estoy enamorado."

"¿De ese chico al cual le estuviste hablando 24/7?" Hinata resopló. "Sí, obviamente lo estás. No es como si no fueses dolorosamente obvio."

Hinata no era de las personas que le sermoneaban sobre ser "dolorosamente" obvio, pero Yamaguchi estaba preocupado por otros pensamientos en ese momento. Estaba enamorado. Jodidamente enamorado. De un chico que se estaba muriendo.

"Yeesh, ¿Por qué te ves tan triste por eso? ¿Es tan malo?" Preguntó, no de mala manera.

Los ojos de Yamaguchi ardieron mientras negaba con la cabeza. "Sí. Lo es."

promise me | tskym.Where stories live. Discover now