Capítulo 11

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Dos años después.

El tiempo se fue en un abrir y cerrar de ojos que cuando ya me di cuenta estaba en misiones que ponían en peligro en mi vida con tal de saber el paradero de Sakura, las cartas que Sasuke les mandaba a la hokage no decían nada más que lo necesario y solo fueron dos renglones en dónde explico que Sakura se encuentra bien.

— Tsk... Malditasea.– brinque a una rama para detenerme unos segundos admirar la zona.

Me encontraba en la frontera de la aldea del sonido en una misión para entregar un pergamino al kage, estaba por regresar cuando ví como de unos arbustos salía un niño tropezando se con las ramas, me le quede viendo fijamente sin querer prestarle atención hasta que algo llamo mi atención y era su extraño cabello color rosa.

El sonido de varias pisadas me pusieron en alerta al igual que el niño que se puso en una posición de defensa con un kunai sujetado por ambas manos.

— Eres un maldito insecto escurridizo.– dijo uno de ellos. Eran solo mercenarios.

— Devuelvenos lo que robaste y quizás perdóne tu vida.– eran 5 contra un niño de casi 6 años.

— ¡Jamás!– aventó el kunai al más cercano de él que este lo esquivo con facilidad pero el niño ya había desaparecido a la vista de todos menos la mía.

Estaba oculto entre los arbustos preparando más kunai para lanzar cuando apareció atrás de él para detenerlo.

— Serás niño muerto si haces eso.– me miro asustado hasta que se fijó en la banda en mi cara.

— Usted... ¿Viene de Konoha?– sus ojos eran de color negro que brillaron con emoción como si hubiera encontrado un tesoro perdido.

El que haya alzado su voz con emoción había revelado nuestro escondite, varias armas vinieron hacia nosotros a toda velocidad. Tome al niño por la cintura para salir de allí, no tenía ganas de pelear hoy por lo que corri a toda velocidad por las ramas sin que se dieran cuenta.

— ¡Alto! ¡Alto!– comenzó a moverse como gusano en sal así que lo aventé al piso.— ¿Cómo se llama?

Me le quede viendo fijamente sin ánimos de responder.

— Vete a tu casa niño y no te metas en problemas.– estaba por marcharme pero se aferró a mi pantalón deteniendome.

— Escuché yo... Necesito de su ayuda para salvar a mi madre, se supone que los de Konoha ayudan a sus habitantes.– estaba por comenzar a llorar causando me dolor de cabeza.

No podía confiar de nadie afuera de la aldea ni siquiera de un niño que era perseguido por mercenarios, pero, había algo en él que llamaba mi atención a parte de su color de cabello.

— ¿Tu mamá está enferma?– quizás podía mandar a llamar algún ninja médico de Konoha.

Él negó con la cabeza.— Mamá está secuestrada, logré salir gracias a ella y me dijo que le pidiera ayuda al primer ninja de Konoha que viera. Tengo dos días que logré escapar... Así que por favor ayúdeme.– no me gustaba que los niños lloraran y él ya amenazaba con hacer pucheros.

— Está bien... Solo no llores.

Todo rastro de tristeza había desaparecido y una enorme sonrisa que me recordaba a Naruto apareció en su rostro, comenzó a saltar emocionado porque por fin podría ver a su mamá de nuevo.

— ¿Cómo te llamas?– caminábamos por el bosque con dirección hacia donde se suponía que estaba su madre.

— Sakumo Haruno y seré el mejor ninja más fuerte que este país nunca ha visto.– se detuvo para voltear a verme con un pulgar extendido hacia arriba.

Eres mía, Sakura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora