Capítulo 13

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Cuando llegamos a Konoha mantuvimos la presencia de Sakura y su hijo en privado debido a que a todos se nos hizo extraño que Sasuke la haya dejado ir con mucha facilidad y no la haya buscado.
La primera parada que hicimos fue en el despacho de la hokage, decidí entrar primero para darle la noticia.

— Hay algo importante que debo decirle.– la miraba son seriedad y sin ninguna pizca de querer empezar a dudar.

Fueron muchos años alejado de ella que ya no permitiría otro día más así.

— ¿Me vas a explicar porque llegaste casi dos semanas tarde de tu misión?– expreso su malestar cruzándose de brazos sobre el escritorio viéndome fijamente.

— Encontré a Sakura.– confesé. Ella frunció el seño como todas las veces tocamos el tema de mi estudiante.— Está aquí conmigo y su hijo.

Su mirada paso de molesta a sorprendida, se levantó del escritorio de forma inmediata caminando hacia mi de manera amenazante.

— ¿Que hiciste Hatake?– me mantuve firme sin bajar la mirada.— Sakura no puede regresar a esta aldea.

— ¿Porque?– levanté la voz molesto sorprendiendo al por mi reacción y es que ya estaba cansado de tantos secretos, de tanto silencio y que nadie quiera decir ni hacer nada.— Su estudiante estuvo ausente por casi 7 años y usted no hacía nada ¿Que le hace pensar que seguía viva? Solo porque Sasuke le escribía que ella estaba bien ¿Sabía que tiene un hijo? Y si lo sabía porque no se lo dijo a nadie.

Estaba tentando mucho mi suerte por explotar de aquella manera con la hokage que seguía callada viéndome enojada con sus brazos en la cadera como si estuviera regañando a un niño.

— Tu... No sabes nada Hatake ¡Y es mejor que te quedes así!– golpeó con su tacón el piso causando una grieta en este.

La puerta fue abierta con brusquedad dejando pasar a Sakura que tenía cargando a su hijo; de sus ojos salían un mar de lágrimas mientras veía con desesperación a la hokage. Corrió hacia nosotros poniéndose en medio de ambos dándome la espalda, Tsunade no podía creer que en frente de ella se encontraba Sakura.

— Sakura...– no podía decir que emoción sintió al momento de decir eso.— Te dije que... No podías regresar.

— Lo siento Tsunade-sama pero ya no puedo seguir un minuto más con aquel hombre.– mi corazón se estrujó al escuchar aquello.— Fue Kakashi-sensei quien me encontró yo no a él.

Baje mi mirada encontrándome con la de Sakumo que tenía sus ojos cerrados con mucha fuerza sujetandose también del cuello de su madre como si tuviera miedo que lo separaran de ella otra vez, aquella escena de ver a un hijo aferrándose a su madre hizo que mi corazón se estrujara.

— Tsunade-sama... Por favor piense en mi hijo.– susurro con tristeza apretando más el cuerpo del infante.— El no tiene la culpa de nada.

— Ya no tienes nada aquí Sakura.– la miro como si fuera una desconocida regresando a sentar en su escritorio, se dió un tiempo para poder cerrar los ojos pensando en todo esto.— Si quieres permanecer de nuevo en Konoha tendrás que prestar tus servicios de nuevo.

Espere hasta que llegaron a un acuerdo en dónde Sakura y su hijo tendrían que estar ocultos al menos hasta saber la reacción de Sasuke en todo esto, al principio, pensé que es porque Sakumo es un Uchiha por lo que sería un foco rojo para atraer a enemigos que quieran quedarse con el sharingan.
El camino hacia su antigua casa fue muy silencioso algo que me estaba comenzando a frustrar no porque ella se quedará callada sino porque no toleraba el silencio; Sakumo comenzó a despertar para empezar a ver con mucho interés la aldea.

— ¡Mamá quiero bajarme!– intento librerarse de aquel agarre pero no sé lo dejaron.— ¡Mamá!– era curioso para mí tener un niño tan cerca y no sentirme fastidiado por su presencia a lo mejor se debía porque es el hijo de Sakura.

— "El hijo de Sakura".– esa frase había logrado bajar mi estado de ánimo provocando otra vez aquel dolor en mi corazón.

El grito de Sakumo exigiendo ser bajado logro sacarme de mis pensamientos y es que Sakura también se encontraba gritando que no podían caminar por la aldea libremente ya que nadie extrañaba su presencia; tanto madre e hijo estaban cansados y en el caso de Sakura se encontraba traicionada. Ya eran dos mujeres importantes que le daban la espalda y que nadie de tus amigos te fueran a buscar no me imagino lo que sentirá.

Estuve solo por muchos años en aquella oscura cueva que ya sentía que me convertía en parte de aquel lugar lleno de oscuridad y soledad, había aceptado mi muerte y conforme pasaba el tiempo llegué a convencerme que nadie vendría por mi ni si quiera mis estudiantes.

— Ya te dije que no Sakumo fin de la discusión.– dijo Sakura molesta. Había bajado al pequeño pero lo seguía sosteniendo de su mano para seguir caminando.— Sigue caminando.

Ahora fue mi turno en quedarme en silencio hasta que llegamos a la casa que tenía un estado algo deteriorado la pintura se estaba cayendo, las ventanas cubiertas de papel, el sácate había crecido mucho: por dentro de la casa era la misma imagen que afuera todo estaba cubierto de polvo y las arañas ya habían echo su nido en casi todas las esquinas de la casa.
Sakumo y yo estornudamos varias veces por el polvo ya me estaba calando en la nariz pese a que tenía la máscara puesta; no importaba el lugar que fueras en la casa todo estaba cubierto de humedad, telarañas y polvo.

— Sa... Sakumo ¿Porque no vas a ver las habitaciones?– oculto su rostro entre sus manos fingiendo que se limpiaba los ojos cuando ya se podía notar las ganas de llorar que tenía.

El niño estaba por negarse sin ser conciente de la situación en la que estaba su madre regresar después de muchos años a tu aldea, saber que tus padres están muertos y tú casa abandonada debía ser un choque emocional.

— Mira Sakumo te presento a un amigo que te ayudará a investigar la casa.– le sonreí tras la máscara invocando a uno de mis perros bajo la sorpresa del menor.— Se llama Pakkun tratarlo bien sino te mordera

El can asintió con la cabeza a lo que dije.

— Gracias Kakashi.– por primera vez desde que llegamos lo ví sonreír de felicidad yendo a correr hacia las escaleras con el perro atrás de él.

Cuando estuvimos solos a mitad de la sala Sakura de permitió llorar diciendo pequeños lamentos que no lograba entender, miraba a todos lados como si estuviera maldiciendo para después volver ocultar su rostro entre sus manos.

— Sakura...– le toque despacio el hombro con mucha duda de su reacción. Me dolía verla de esta manera después de tantos años alejado de ella lo menos que quería era verla llorar.— Desahógate, aquí estoy yo.

La fui acercando a mi pecho hasta darle un fuerte abrazo intentando ocultarla del mundo como si aún tuviera 13 años. Ella se aferró a mi como si su vida dependiera de ello, con su rostro oculto en mi pecho lloraba lo que quizás no pudo hacer en mucho tiempo.

— ¿Por qué Kakashi? ¿Por qué se fue? Sino se hubiera ido... Yo...– el llanto no le permitía hablar bien.

— Te había prometido que tus padres estaban bien pero me enteré poco después que habían muerto ¿Con que cara te podría ver? Sino podía darte ninguna explicación de lo ocurrido.– dije todo aquello de manera desesperada que ni yo mismo entendí lo que intente explicar.

Negó con la cabeza repetidas veces como si no creyera en mis palabras, la tome de los hombros para verla a los ojos con seriedad, me baje la mascara para que no escuchara mal lo que estaba por decirle a continuación.

— Esa misión la tome por ti, solo por ti, por tu felicidad. 

— Mi felicidad se fue con usted Kakashi. 

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