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—Vamos, siéntate aquí—mencionó dejando al chico sobre la camilla con cuidado—Iremos a ver si la enfermera sigue en la escuela.

—No hace falta Tae, enserio—le contestó Jimin con algo de rubor en sus mejillas por tanta vergüenza.

—¡Casi te rompe la pierna!—exclamó el castaño con cierto tono dramático.

—¡No seas exagerado!—respondió el rubio riendo—Sólo me raspe un poco.

—Al parecer la enfermera ya no está—interrumpió el pelirrojo entrando a la enfermería—Pero encontré esta piedra, jamás había visto una de este tipo, es fascinante y con un olor un tanto peculiar.

—Hobi, eso no es una piedra—comentó Taehyung con una expresión de desagrado al ver cómo el alienígena seguía admirando esa "piedra"

—Qué asco—espetó el rubio con desagrado.

—Se supone que su turno aún no termina—volvió a hablar el castaño tapándose la nariz—Hobi y yo iremos a buscarla, quédate aquí Jimin y descansa.

Los dos chicos salieron del lugar dejando al más bajito solo. En realidad el golpe se vio peor de lo que se sintió, incluso podía caminar por si solo, cojeaba un poco, pero eso era normal al tener un raspón en la rodilla.
Sin embargo, sus dos amigos estaban preocupados por tan aparatoso golpe, que su dramatismo se fue más allá de la fas de la tierra. «Ok. Exageré un poco» pero era verdad, no le quedaba de otra más que esperarlos.

—Kai es muy sucio al jugar—interrumpió una voz femenina en su oído.

Sus ojos se abrieron como giradiscos al ver de quien se trataba. Si, el amor de su vida le estaba hablando (quizá no el amor de su vida, pero él la veía así), y no sólo eso, había cruzado todo el campo camino a la enfermería sólo para verlo, el rubio se sentía conmovido, pero todo eso fue reemplazado por nerviosismo y una mente en blanco.

—¿Eh?—se limitó a balbucear.

¿Recuerdan el capítulo dos? ¿Cuándo Jimin dijo que al estar cerca de Seulgi, no puede hablar bien, sus manos sudan, se pone rojo, siente el corazón en la garganta, y que probablemente pensaría que es un idiota?

¡Pues si! Justo en este momento el chico parecía un vil idiota.

—¿Estás bien?—habló nuevamente la castaña de piel pálida adentrándose al cuarto de color blanco—El golpe fue demasiado ostentoso a mi parecer. Pudiste tener una contusión o algo.

—¿Eh?—volvió a responder el rubio.

Y hasta aquí podía ver la baba caer.

—Aunque, me encanto el hecho de que alguien por fin pusiera en su lugar a ese engreído—continuó la chica sentándose en la camilla de al lado para quedar frente a frente.—Ese chico tiene un gran golpeo de balón, y, no sabia que eras tan buen jugador.

—Bu-bueno, en realidad soy muy malo jugando—contestó el chico—Los deportes, no nunca han sido mi fuerte, soy un perdedor.

¡Vaya!
Una oración completa, vamos progresando.

—Tienes razón, pero no eres un perdedor, a mi pareces dulce, además lo tuyo es el arte—le respondió con una sonrisa genuina—¿Tocas el piano, cierto?

—Tocaba—dijo el rubio bajando la mirada, no se esperaba tal pregunta—Lo dejé hace un tiempo.

—¡Es una lástima!—exclamó la castaña bajando los hombros—Realmente eres muy bueno.

—¡¿Me has visto!?—exclamó el chico sorprendido.

Y bueno. ¿Qué puedo decir?
Yo tampoco lo esperaba.

—¡Claro!—le contestó sonriendo—Una amiga se presentó el mismo día que tú, no estaba planeado pero igual te vi y enserio fue maravilloso, deberías considerarlo, el volver.

—Tal vez—dijo con voz queda.

—En fin, sólo quería asegurarme de que estuvieras bien—le dijo nuevamente levantándose—Debo irme o mamá se enojara si no llego a comer—caminó hasta la salida—Y por cierto, el turno de la enfermera ya concluyo, se fue hace un par de horas, tus amigos sólo pierden el tiempo—le dijo riendo para al final desaparecer por la puerta.

El chico se quedó pensativo un par de segundos, amaba tocar ese bello instrumento de teclas, pero sólo le hacía recordar a su padre, y aquel recuerdo se sentía como si le echaras alcohol a una herida recién abierta. Suspiró con pesadez cerrando los ojos.

Introdujo su mano en el bolsillo izquierdo de la sudadera que traía puesta, sacó su celular, lo desbloqueó con rapidez y pulsó la aplicación de fotos. Deslizó su dedo y se detuvo al encontrar un viejo video. Pulsó.

Sesión número 47, Jimin con nueve años, adelante...

Se escuchó la voz de su padre por la bocina del teléfono.

¿Podemos ensayar mañana? Hoy no tengo ganas de tocar—respondió el pequeño Park.

—¿Pasó algo en la escuela?—cuestionó su padre colocándose a su altura.

—Taehyung se enojó conmigo y ya no quiere hablarme.

—¿Tae se enojó contigo? ¿Por qué?

—Porque me comí la mitad de su dumping sin su permiso—mencionó el niño de mejillas regordetas causando que su padre riera.

—Jimin—habló tomando su cabeza con cuidado.

Unas cuantas lágrimas se deslizaron sobre sus mejillas al apreciar aquel video.

Cuándo estes triste, toca el piano, cuando estes enojado, toca el piano, cuando estes demasiado feliz, toca el piano—acaricio sus cabellos con lentitud, con dulzura—El será el único lugar seguro para guardar secretos, encontrar soluciones, y superar los malos momentos, ¿Está bien?

El chiquillo sonrió asintiendo repetidas veces.

Wow, mi hijo está creciendo muy rápidoespetó emocionado mientras revolvía el cabello del menor—Serás un gran hombre minnie, realmente estoy muy orgull...

Pausó aquel videoclip sin dejar que terminará.

Se levantó con algo de dificultad y sin pensarlo demasiado caminó hasta salir de aquel cuarto en su mayoría de color blanco, dio pasos cortos por el pasillo apoyándose en los casilleros, pero no buscaba a sus amigos.

Jimin...se dirigía al cuarto de música.

🟢 Hello, my Alíen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora