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Cuando Hobi era apenas un pequeño alíen, siempre había visto a su tío como un soberano respetable, fuerte y poderoso. Su fuerza era la de diez alienígenas, nadie podía contra él a excepción de su padre.
Tenía toda su admiración y alguna vez llegó a soñar ser así cuando creciera.

Por eso, el pelirrojo sabía perfectamente que en fuerza jamás llegaría a superarlo, si bien era muy fuerte, Rugan lo era más.
Así que...tenía que buscar otra manera de vencerle, tal vez aprovechando su rapidez al ser más bajo y delgado en corpulencia, o quizá podría intentar leer su mente y así saber que movimiento planeaba hacer antes de que lo realizara. Pero no...su tío también tenía sangre azul recorriéndole las venas, podía hacer lo mismo con el.
¿En ese momento lo hacia? ¿Estaba leyendo su mente?
¿Qué? ¿Qué debía hacer exactamente? ¿Cómo podría vencerlo? ¿Por qué hacía esto? ¿No tenía suficiente?

Pero todo su enfoque cambió, cuando a lo lejos visualizó a un rubio de mejillas regordetas esconderse de Connor, quien se hallaba de espaldas tratando de juntar las tres cajas.
¿Qué demonios estaba tramando? ¿Cómo había sido lo suficientemente atrevido para subir a la nave de un villano?

—¿No aprendiste nada Hobi?—exclamó su tío propinándole un fuerte golpe en su pómulo—Jamás debes distraerte en una pelea.

«¡Eso es! » Pensó el alíen pelirrojo.

No le ganaría en fuerza, tampoco podría ser más rápido, tal vez aquel no le dejaría leer sus movimientos.

Pero...¡Si tenía un impulso!

—¡Tienes toda mi atención!—exclamó un poco más motivado.

El brutal impulso empleado para llegar hasta el alíen azul, lo desequilibró, quien se fue hacia delante, tropezó, cayó de rodillas y su arma golpeó contra el suelo.

No quería que notara al rubio y se atreviese a hacerle el daño que no hizo cuando lo secuestro, así que se acercó a su arma en el piso y la pateo lejos de ellos.

Y aunque Hobi ya le había sacado una gran ventaja al tenerlo tendido en el suelo, no sabía que Rugan tenía un as bajo la manga. Con lentitud y sigilo, llevó su mano hasta presionar el centro del cinturón que llevaba alrededor de la cintura.

—Astuto...¡Pero no lo suficiente!—gritó lanzando una clase de cuchillo, pequeño, tornasol y afilado.

El pelirrojo no había sido capaz de deducir ese movimiento.
En un instante sintió un terrible dolor cerca de su hombro, bajo la mirada con lentitud y notó aquella arma clavada en su piel, mientras sangre le terminaba de recorrer con abundancia el brazo ya algo dormido.

—¡Hobi!—gritó el rubio saliendo de su escondite al ver a su amigo herido.

Por supuesto, eso llamó la atención de enorme extraterrestre, quien lo miró confundido.

—¡Claro!—soltó Rugan divertido mirando a Jimin y luego devolvía su mirada al pelirrojo—Eso tratabas de hacer, no querías que lo encontrase.

El alíen con pelo de color rojo como la sangre, calló de rodillas, llevó su mano izquierda y desenterró aquella cuchilla haciendo que el dolor incrementara.

—No podrás moverte—continuó—El filo de esa cuchilla, tiene un veneno para paralizarte.

Rugan, con pasos firmes, caminó hasta el rubio y lo tomó por el cuello, haciendo tensar al pelirrojo, pero se sentía tan débil, su cuerpo no obedecía sus ordenes.

🟢 Hello, my Alíen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora