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El cuarto se iluminó al momento en que presionó el apagador, tenía tanto tiempo sin pasarse por ese lugar que lo sintió tan distinto, tan distante.
Recordaba que era tan bueno, que el profesor siempre lo dejaba practicar después de clase, en ese horario la mayoría regresaba a casa; cuándo Jimin le dijo que se retiraba, al pobre casi se le baja la presión, intento convencerlo pero nada lo logró, aunque cierto era que lo extrañaba.

Caminó hasta el instrumento y tomó asiento, estiró sus brazos y posicionó sus pequeños dedos sobre las teclas tan delicadamente como si tuviera miedo de dañarlo.
El sonido se comenzó a hacer notar por todo el lugar, "Passacaglia – Handel/Halvorsen" siempre fue una de sus favoritas, le recordaba tanto a su padre.

Cerró sus ojos sin dejar de tocar. Sonrió automáticamente al imaginar a su papá tocando por las mañanas en aquel estudio, (aquel que ahora su madre mantenía bajo llave) con aquel chaleco café puesto que tanto adoraba, sus lentes en la punta de su nariz, su cabello bien peinado que con el pasar del tiempo seguramente iría de un color negro a un gris, casi blanco, si tan solo no se hubiese marchado, cómo él se acercaba para sentarse a su lado, y al final terminar tocando los dos, su padre era el único capaz de sacarle una sonrisa tan sincera.

Esa melodía había hecho que el amor por aquel instrumento de teclas blancas y negras creciera cada vez más, junto con el amor que le tenía a su progenitor.

Lágrimas bañaron por completo su rostro, su nariz se ponía cada vez más roja. Su corazón se comenzaba a acelerar a medida que los segundos pasaban, pues aquel maravilloso recuerdo era reemplazado por el momento en que le dieron esa terrible noticia.
Sus dedos presionaron la nota incorrecta y dejó de tocar.

No podía hacerlo, ya no.

—¡Jimin!—exclamó una voz proveniente de la entrada—¡Eso fue maravilloso! ¡Tenía tanto tiempo sin oírte!.

Todo su cuerpo se tensó inmediatamente. Inmediatamente se puso de pie con algo de torpeza.

—¿Hace cuánto están ahí?—les preguntó el rubio ocultando su rostro.

—No hace más de diez minutos—contestó el castaño—¿Estás bien?—preguntó esta vez con una voz más dulce.

Entonces, sin pensarlo demasiado, el alíen se acercó dándole un golpe en su brazo.

—¡Oye! ¿Y eso porqué fue?—exclamó Jimin sobando el área golpeada y por fin atreviéndose a mirarlos.

Después recordó la gran tradición que tenían las personas en el planeta de Hobi.

—Abrázalo—dijo el pelirrojo sonriendo en respuesta, ignorando completamente lo antes cometido—Vi en la televisión que eso ayuda mucho.

—¡Oh, ven aquí!—exclamo Tae acercándose al más bajito.

—¡No, aléjate, no te acerques!—espeto el chico algo divertido.

—Se qué quieres—respondió por fin envolviéndolo en sus brazos—Ven Hobi, únete.

Y sin esperar demasiado, se acercó a ellos para abrazarlos de igual manera. «bueno, un poco más fuerte»

Quizá no podría volver a tocar, pues aquel sentimiento desgarrador, o aquellas memorias dolorosas que recordaba al hacerlo no desaparecerían, pero en ese momento no le tomó demasiada importancia.

Tener a aquellos dos tontos a su lado era ahora lo más importante ahora, era suficiente, gracias a ellos probablemente el sentimiento cambiaría, podría crear nuevos recuerdos y por fin, sanaría.

Tener a aquellos dos tontos a su lado era ahora lo más importante ahora, era suficiente, gracias a ellos probablemente el sentimiento cambiaría, podría crear nuevos recuerdos y por fin, sanaría

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—Es que no lo entiendo, ayer vi a un chica con un chico, cambié de canal y vi a la misma chica pero con otro chico—explicó el pelirrojo—¡¿Estaba engañando al otro?!

—¡Ya te lo explique Hobi!—espeto el rubio sobando sus sien —Son actrices, en cada drama actúan diferentes papeles.

—Pero...

—Los estaba esperando—les interrumpió una cuarta voz una vez salieron de la escuela.

Y grande fue su sorpresa al ver de quien se trataba.

—¿A nosotros?—le preguntó Tae al japonés—¿Por qué?

—Me divertí mucho jugando con ustedes la última vez—les respondió sonriendo—El futbol se vuelve mas competitivo cuando las personas están a tu nivel, pero la diversión queda a un lado. Hacía tiempo no me sentía tan bien, deberían considerar unirse al equipo.

—Somos malos jugando—contestó Jimin tranquilo.

Okay. Demasiada sinceridad.

—Bueno, si—admitió el chico rascando su nuca—Pero se esforzaron y eso fue lo importante, además el último gol estuvo muy loco.

Se los dije.
El chico era un amor de persona.

—Entoncessss...—alargó Jimin confundido

—Los buscaba porque quería invitarlos a la fiesta que organice para esta noche. Todos irán, pero considere correcto venir e invitarlos personalmente—les respondió sacando su teléfono—Pueden pasarme su celular y así poder mandarles la dirección.

—¿Qué es una fiesta?—exclamó el pelirrojo ladeando la cabeza.

—¿Es una broma verdad?—cuestionó Jimin mirándolo de mala gana y entregándole su celular al japonés.

—Una fiesta es una reunión, van personas a divertirse, bailan, beben, juegan—le contestó Yuta amablemente mientras escribía el número del rubio —Por lo visto será la primera vez que vas a una, me emociona el hecho de que sea la mía. Espero la pases muy bien.

—Las fiestas son lo mío, ahí estaremos sin falta—contestó Tae al imaginar ese hecho.

—¿Cómo que las fiestas son lo tuyo?—le cuestiono Park mirándole de reojo.

—He ido a muchas, soy el alma de ellas, por eso todo el mundo me invita.

—Las fiestas familiares no cuentan, Tae. Siempre nos sientan en la mesa con los niños.

—Muy bien, la he anotado—interrumpió Yuta entregándole el teléfono algo incomodo—Nos vemos está noche—contestó antes de subir al auto que estaba esperándolo.

—Eso fue...raro—habló Jimin sin despegar la mirada del auto hasta verlo doblar en la esquina y al recibir un mensaje de texto con su dirección.

—¡Mi primera fiesta, no puedo esperar!—mencionó el extraterrestre emocionado.

🟢 Hello, my Alíen.Where stories live. Discover now