Eiji

909 174 20
                                    

— ¡Isidora, linda noche fue la que tuvimos ayer! — Un muchacho se aparecio por detrás de la rubia, sonriendo de forma burlesca y revolviendo los rizos dorados de ella.

Isidora lo miró sin mucho interés. — No digo lo mismo. A pesar de ser un Alfa, no puedes ni siquiera sastifacer a una simple Omega como yo. — Respondió con una sonrisa, disfrutando con claridad cuando el chico se sonrojo de la verguenza y sus amigos trataban de no reirse.

— ¡Asquerosa! — Sin más argumentos que lanzar, el chico se volteo indignado hacia su asiento. Isidora no se lo penso mucho y también acabo ignorandolo.

Para mi disgusto, tenia que soportar este abuso junto con ella. Sí, Molina siempre acababa sentada a mi lado en clases; por consecuente, rodeada de abusadores burlistas y aunque las palabras no eran para mí, terminaban repercutiendo en mi corazon. Abriendo viejas heridas.

<< ¡Eres asqueroso, Eiji! ¡Es tu culpa, solo tuya! >>

¿No podía haber simplemente cerrado su bocota sobre su género? ¡Podría haberse evitado cualquiera de estas bromas si hubiese callado o tomado una actitud sumisa! Ella iba siempre con el mentón en alto, como si ser Omega fuese algo para estar orgullosa. ¡Que tonta era! ¡Detestaba a las personas como ellas!

— ¡Ah, Eiji! ¿Te parece adelantar el trabajo para esta tarde? — Molina paso su mano cerca de mis ojos, para llamar mi atención. — Al final, mañana no podré. ¿No te molesta?

Solté un suspiro de pura exasperación. — No.

— ¡Ah, genial! — Atrapo su lapicera de rosa chillón y llena de brillos, para comenzar a garabatear un par de números. — Dijiste que vivias solo, pero mi casa esta más cerca y casi no habra nadie, más que un par de hermanos. ¡Así que toma! 

Miré extrañado el papelito que me alcanzaba. — ¿Y esto?

 — ¡Mi número, sera díficil comunicarnos fuera de la universidad! — Respondio, como si fuese lo más obvio.

— Bien, gracias. — Murmuré, lo más cortante posible.

Ella sonrió, moviendose con ansiedad en su asiento. Deseaba que nuestra interraccíon se acabase allí y que el profesor se apareciera, pero volvió a hablar.— En Japon es más común llamarse por sus apellidos, ¿verdad? ¿Quieres que me refiera más a ti como Arata, o puedo seguir diciendote Eiji?

— Me da igual.

Ella aumento aún más su sonrisa, luciendo feliz. No te alegrés, no actues como si fuesemos amigos.

 No te alegrés, no actues como si fuesemos amigos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


¡No quiero tu amor! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora