Eiji

881 174 21
                                    

A pesar de que desee alejar a Isidora del plan sobre visitar su hogar, el mundo se puso en contra mía: después de nuestras clases, había sugerido visitar la biblioteca para acceder a mayor información, ella acepto para mi alegría y nos la pasamos el resto del día dentro de aquel gran lugar. Pero, en cuanto decidimos marcharnos, la lluvia nos recibió sin ninguna compasión en la salida.

— ¡Puedo esperar! — Gruñí, mientras que ella tironeaba de mí brazo.

— ¡Está lloviendo a cantaros, será imposible volver a tu apartamento! — Replico.

— ¡Me mojare mientras corremos! ¡Prefiero quedarme!

— ¡Mi casa está cerca! — Espeto con una sonrisa, a pesar de mis malas miradas.

Iba a intentar dar otra excusa, pero las palabras murieron en mi boca cuando un estruendoso rayo cruzó por el cielo y resonó por toda la universidad.

Ugh, odiaba los rayos.

Isidora dio un saltito de alegría cuando aprete su mano con fuerza y asentí. — ¿Y bien? ¿No ibas a llevarme a tu casa? — Le recrimine sin dulzura, pero ella se rio.

La rubia asintió, arrastrándome por las calles mojadas y sólo con unas ligeras chaquetas como defensa ante la torrencial lluvia, que empeoraba con cada minuto que pasaba. Y luego de correr como idiotas por las calles, para mi gran disfrute, nos detuvimos frente a un hogar pequeño y de colores exagerados.

Isidora abrió la puerta y me invito a pasar. — ¡MA! ¡Estoy en casa! — Temblé, con la ropa goteando y el cuerpo frío. — ¿Tienes toallas? ¡La lluvia es terrible, estamos mojados! — Grito, al ver nuestro lamentable tras la lluvia.

La voz de una mujer contesto y pacientemente, nos quedamos en la entrada esperando por ella. Eso me permitió darle una mirada al lugar con ligereza: era cálido, desbordaba de juguetes y muchas fotos encuadradas.

Como un horno en pleno funcionamiento, mi cuerpo comenzó a elevar su temperatura con rapidez sin mucho sentido por detrás y mi cabeza comenzaba a volverse un mar de ideas molestas. Y como una solución de mis preguntas, apareció ese imbécil en el pasillo.

Ese Alfa.

— ¡Tú! — Balbuceo sorprendido él, dejando caer unas toallas en su mano por la gran sorpresa. Su rostro también se encontraba ardiente y sus ojos se veían perdido, sin mucha inteligencia en ellos.

Y guiado por su asqueroso instinto, extendió su mano hacia mí. Di un paso detrás, chocando directamente con la puerta y temiendo por mi vida; por instinto, tapé mi cuello con desesperación.

<< Lo quiero, lo quiero, lo quiero, ¡quiero ese Alfa! >> Para mi tormento, esa horrible voz dentro de mi cabeza chillaba sin parar. No podía pensar, todo se volvía borroso y lo único que me mantenía en pie era mi orgullo.

— No... — Murmuré, suplicante.

No otra vez, por favor...

Antes de que pudiera acercarse aún más, Isidora di un paso frente a mí y alzo su pie, para lanzarlo con ferocidad en el estómago de su Alfa, permitiendo que cayera al suelo con un doloroso ruido acompañándolo. — ¡Isidora! — Balbuceó él, observando a la rubia con sorpresa.

Ella tomó mi mano, y me arrastró hacia unas escaleras, guiándome hacia una habitación. En cuanto estuvimos adentro, comenzó a rebuscar en unos cajones algo sin darme explicación.

Aún con el dolor del celo y la falta de conciencia encima, me acerque a ella con paso rápido. — ¡Tú! ¡Me atrajiste a él! — La empujé a la pared, causando que un cuadro se cayese por la fuerza del impacto, pero eso no me importo mucho.

Ella se veía confundida. — ¡Cálmate, Eiji! ¡Necesitas tomar la medicina, las feromonas llenaran la casa!

— ¿¡Qué vas a hacerme!? — Atrapé el cuello de su camisa, para zarandearla con bronca.

— ¡No entiendo a qué te refieres! ¡No sabía que Jules y tú... fuesen eso! — Sus ojos azules brillaron con sinceridad, pero mis manos aún seguían temblando y no la soltaban.

No podía confiar en nadie, ¡nunca!

Pero, para mi sorpresa, una aguja se clavó con fuerza en la vena de mi cuello.

Pero, para mi sorpresa, una aguja se clavó con fuerza en la vena de mi cuello

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡No quiero tu amor! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora