Jules

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Dejé caer mi bicicleta en la entrada del edificio, corriendo lejos sin preocuparme por ella. En ese momento, mi mente sólo podía pensar en Eiji y los posibles escenarios que explicaran el mensaje con tintes de desesperación que me había mandado hace unos minutos.

«Jules, te necesito. Ayuda.»

¿Y si su hermano había vuelto para llevárselo? ¿O alguien lo había atacado? ¿Un ladrón, un pervertido? ¿¡O peor...!?

Abrí las puertas de la entrada del edificio, encontrándome con la mirada curiosa de la celadora. ꟷ Oh, eres tú, Jules. Buen día. ꟷ Lily me sonrió, mientras yo sufría miles de paros en tan solo segundos.

ꟷ ¡Buen día! ꟷ Dije, casi llorando. Corrí hacia el ascensor, pero este no bajaba con rapidez. Para mi mala suerte, indicaba que tardaría un par de tiempo y esos minutos de espera los necesitaba más que nunca.

Sin nada más que hacer, salí corriendo hacia las escaleras con desesperación. ꟷ Oh, adiós, Jules. ꟷ Se despidió Lily, divertida.

A pesar de que tenía el corazón en la boca y que no me consideraba el ser más activo en ejercicio, llegué lo más rápido posible a la puerta del apartamento de Eiji, casi luciendo como un muerto viviente por esa carrera. ꟷ ¡Eiji! ꟷ Lloriquee en la puerta, sacando mi par de llaves propias y abriéndola con las manos temblando.

Pero todos los escenarios de tortura fueron borrados en mi mente, cuando lo que me recibió fue una oleada de un fuerte perfume. Un perfume que conocía muuuuuuy bien.

ꟷ ¿Eiji? ꟷ Murmuré, sin poder ver muy bien en la oscuridad del hogar. La garganta se me había secado y mis sentidos se habían descontrolado totalmente ante ese delicioso olor.

Al escuchar su nombre, una cabeza se hizo ver en el sillón y para mi sorpresa, una voz ronca me respondió. ꟷ Jules, por fin has venido...

AY, POR JESÚS.

Intenté retroceder hacía atrás, pero Eiji dio un salto fuera del sillón y se acercó lentamente, como un tigre viendo a su presa. En síntesis, la presa era yo.

ꟷ Eiji... eh, ¿por qué hay tanto olor aquí? ¿No tomaste tus medicamentos? La doctora dijo... ꟷ Las palabras murieron en mi boca cuando Eiji me lanzó hacia el suelo y me sonrió, desde arriba. Pero esa sonrisa no era de Dios.

ꟷ No quiero tomarlos, no hoy. ꟷ Gruñó, arrodillándose hacia mí y comenzando a darme suaves besos en el cuello, mientras sentía que se me iba al alma en el proceso.

ꟷ Tener el celo es peligroso y... especialmente, si no estas... marcado. ꟷ Hablar era difícil cuando lo tenía encima.

ꟷ Bueno, eso se puede solucionar fácil... ꟷ Respondió, para luego unir nuestros labios en un beso bastante fogoso y lleno de sentimientos, que, por cierto: ¡YO NO ENTENDÍA!

Cuando logramos separarnos en busca de aire, mi boca volvió a abrirse para preguntar: ꟷ ¿A qué te refieres?

Eiji soltó un quejido de pura resignación y procedió a apretar mis mejillas con clara molestia. ꟷ Jules, ¿puedes en tu vida dejar de ser tan dulce e inocente? No, amo que seas todo eso, ¡pero no en este momento! ꟷ Murmuró. ꟷ No tomé mis suplementos, tengo una caja de condones llena, vaselina, me vestí bonito y estamos solos, ¿también quieres que te mande una invitación explicita para que te entre en la cabeza? ꟷ Curioso ante sus palabras, mis ojos cayeron hacia abajo, recorriendo su figura. Tenía un collar que hacía lucir su cuello bastante bien, una camisa grande mía e incluso, unas cosas en sus piernas como cadenas o algo así.

Se veía bien. Mejor dicho, ¿sexy?

ꟷ Bueno, ¿quieres? ꟷ Susurró en mi oído, comenzando a besarlo.

¿Desde cuándo Eiji tenía esta faceta o era cosa del celo suyo?

Él se sentó en mi cadera, intentando sacarme lo que llevaba. Pero, obteniendo una fuerza de alguna parte de mí, lo tomé de los hombros y lo separé de mí. ꟷ Eiji... No sé si estoy listo ahora mismo.

ꟷ ¿Ah...? ꟷ Murmuró, confundido. Me miro de arriba para abajo, para luego agregar.ꟷ ¿Es tu primera vez?

ꟷ ¡No! ꟷ Dije, totalmente rojo. ꟷ Lo he intentado con chicas antes, pero...

ꟷ ¿Y qué...? ¿Cuál es el problema? ꟷ Se veía un tanto molesto, pero comenzó a mover su cadera con mi cuerpo. En consecuencia, algo mío se removió y no era mi corazón.

Intente hablar, a pesar de que mi cerebro me gritase que hiciera otra cosa. ꟷ Estuve investigando y todo eso, para evitar que no sufrieses ninguna molestia en el acto. ꟷ Agregué, con la respiración muy agitada. ꟷ Pero... EIJI, ¿ESTAS SEGURO QUE TÚ QUIERES HACER ESTO?

Si antes estaba confundido, ahora estaba peor. ꟷ Espera, ¿qué...? ꟷ Detuvo cualquier movimiento, para levantarse. ꟷ No quieres hacerlo... ¿por qué soy yo?

ꟷ No, no. ¡Claro que lo quiero hacer, te bajaría hasta la luna si me lo pidieras, bebé! ꟷ Grité, siguiéndolo. ꟷ Pero... aunque llevamos un par de meses saliendo. Yo... tengo miedo de hacerte daño, no quiero ser tu hermano; lo último que deseo es que sufras u obligarte a algo.

Eiji se quedó mirándome un largo rato, para luego lanzarse para darme un beso sumamente intenso. ꟷ Por favor, Jules. ¿Te la pasas planeando ser tan adorable o qué? ꟷ Suspiró.

ꟷ Eh... ꟷ Intenté mantenerme reacio, mientras él se dedicaba a darme besos en el cuello.

Eiji atrapó mi rostro y me miro con enfado. ꟷ Lo quiero ahora. Contigo y por siempre.

ꟷ ¿Seguro?

ꟷ Sí, ya te lo dije.

ꟷ ¿Completamente segurísimo?

ꟷ Vuelve a preguntarme eso y te echaré de mi casa, Jules. ꟷ Sonreí, totalmente enamorado de él.

Eiji acercó su rostro de nuevo para besarme, más calmado que antes. Deje caer mis manos a su cintura y, entretenidos en el beso, comenzamos a movernos con cierta lentitud hacia su habitación.

En una tarde otoño, ambos logramos unirnos en cuerpo y alma.

No sirvó para escribir escenas subidas de tono, igualmente me gusto como termino: es muy Eiji y Jules. Adoro mucho la combinación de tener a un pésimo romantico y a un enamoradizo inocente.

El fin de semana subiré el epílogo. Se les quiere.

 Se les quiere

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¡No quiero tu amor! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora