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Hueningkai estaba harto.

De todo.

Es raro, desde que llegó Taehyun todo ha ido de mal a peor, ya había pasado una semana desde su llegada y las cosas no parecían querer cambiar ni un poco.

Lo querían destruir.

Si bien a Hueningkai le gustaba trabajar a presión y que esa presión quedará todo el día para motivarlo a seguir y ser mejor, también le gustaba la calma.

Había otra razón por la que le gustaba la presión pero evitaba pensar en eso.

Podía lidiar con todo.

O eso creía.

Había tenido un día de trabajo raramente desocupado y eso teniendo en cuenta que estaba atendiendo solo la cafetería.

No había visto a el grupo de adultas sentarse por horas en la mesa alargada, riéndose y recordándole dulcemente lo guapo que era cada vez que pasaba, no había visto a su acosador; un tipo alto, piel ligeramente más bronceada que la suya, cuerpo bien formado , con lentes, tampoco había visto a la chica con la cuál hablaba de libros de toda categoría, era divertida y muy bonita.

El hecho de que era gay no quisiera decir que era ciego, cuando veía alguien atractivo sin importar su sexo lo decía y ya.

Tampoco había visto al chico antisocial que veía mucho anime y leía mangas, se relacionaba con él aunque le había costado que dijera más palabras pero lo logró y ahora podían conversar naturalmente.

-Tampoco vino hoy el chico trans- dijo suspirando y poniendo su codos en la barra, recargando su cabeza en sus manos.

Hoy era un día D E S O C U P A D O.

Y eso le causaba terror.

Desde pequeño Hueningkai siempre había vivido bajo presión constante, no lo recordaba como algo malo simplemente formaba parte de él.

Tampoco se sentía cómo un trauma.

Aunque quién sabe, una visita al psicólogo no hace daño.

Un día entendió que la gente que no tiene nada que hacer se ponía a pensar en cosas absurdas y sin sentido, esa era la otra razón por la cuál le gustaba la presión.

Se desesperaban sin hacer nada, se irritaba mucho y se ponían ansiosos.

Lo descubrió porque le pasó y no fué muy bonito.

Pensó cosas innecesarias.

Cómo ahora.

¿Porqué motivo recuerda al ovejitas?

Sus labios carnosos, sus bonitos ojos llenos de sentimientos, su cuerpo de perfectas dimensiones, su piel cálida, su voz tan profunda.

Simplemente pensamientos innecesarios.

Con eso en mente decidió ponerse a hacer algo.

¿Pero qué podría hacer si ya había hecho todo?

No, no, no, no.

Algo debía faltar.

Su pierna comenzó a tener un tic nervioso, moviéndose a un ritmo rápido y provocando un ruido repetitivo.

Lo dejó escapar, tal vez con eso se iba un poco su ansiedad.

¿Ansiedad? Oh, no.

Rápidamente se enderezó, tratando de buscar desesperadamente algo que hacer.

¿Desesperadamente? ¡No!

Ahora estaba peor, sus manos habían comenzado a sudar y sentía su temperatura aumentar, pronto se sintió sofocado y ya sus dedos comenzaban a dirigirse a su boca.

short dickWhere stories live. Discover now