Mentiras y amenazas.

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El primer día en el bosque había estado lleno de actividades que hicieron que Taeil y Donghyuck se olvidaran de su distanciamiento y se convirtieran en una pareja que se divertía y pasaba un agradable momento. Cayendo la oscuridad, el mayor lo guió a la cabaña en la que pasarian la noche, un lugar acogedor cerca del río en el que se proyectaba la luna y las estrellas.

-Espero que sea de tu agrado- Taeil comentó incómodo cuando entraron.

-Es muy bonita, gracias- tomaba su mochila para depositarla en una de las camas individuales. Justo en frente se encontraba una pequeña mesa en la que reposaban diferentes platillos empaquetados para resguardar el calor o la frescura del alimento.

-Bueno, la cena está servida- el mayor se apresuró y tomó ventaja para selecionar los patillos de su agrado. Lo siguió el moreno, mentalizandose que comería los platillos menos favoritos de su tutor.

La comida transcurrió en completo silencio, el menor se ofreció para recoger y limpiar todo, a lo anterior el pelirojo aprovechó para tomar un paquete de cervezas y salir del lugar. Casi dos horas sin escuchar ruido alguno del exterior, el menor que leía un libro decidió abrigarse perfectamente y salir a buscar Taeil. Tan pronto como estuvo afuera de la cabaña, visualizó a la persona que buscaba, sentado y reposando medio cuerpo en la mesa. Evidentemente todas las botellas vacías, las causas de que estuviera invadido por la alucinación y falta de consciencia.

El menor se aproximó rápidamente, retiró los envases y colocó los brazos del mayor en su cuello para que le rodearan y les sirvieran de apoyo.

-Mmm no, ¿qué haces?. Yo quiero ir nadar- se resistía y al romper el soporte, hacia que se tambaleara y a su vez que Donghyuck luchara por cargar con todo su peso.

-Lo siento, pero tiene que ir a descansar- el moreno explicaba amablemente y jalaba poco a poco el cuerpo sin voluntad hacia la entrada.

-¿Descanshar?, mmm, lo quiero, quiero descanso ¿si?- sorpresivamente tomó de las mejillas del menor y acortó demasiado la distancia entre ellos, Donghyuck casi pudo sentir los labios de la persona ebria. Lo anterior lo sorprendió mucho y decidió redoblar esfuerzos. Entre jaloneos y empujones, dejó a su tutor en su cama, solo le retiró sus zapatos y le colocó una manta.

-Descanse- deseó y fue a su respectiva cama para también prepararse para dormir.
Mientras trataba de dormir, el balbuceo de su tutor se hacia cada vez más interesante. Frases como "Perdóname", "Yo acepte para que me perdonarás", "Me curaré" y "Haré lo que me pidas con él".
La última frase le fue difícil no relacionarlo consigo mismo. Nunca dejó de sentirse curioso por el pasado de su tutor, saber más de la relación entre él y Ten, además de concocer las cuasas de su repente aparición.

Se deslizo lentamente y llegó de rodillas a la cama del mayor para empezar con el inocente interrogatorio. Parecía el momento perfecto de saber algunas verdades y una ventaja enorme que la fuente de información careciera de resistencia y lucidez.

-Tranquilo, ¿Por qué te tienen que perdonar- tomaba su mano.

-Porque nunca hago nada bien, siempre decepciono a todos- apenas terminó y se forzó a retener su llanto.

-Por supuesto que no, los abuelos te aman. Yo no tengo muchos recuerdos juntos, pero estoy seguro que ellos siempre los amaron y aún lo hacen, desde el cielo- sonrío.

-¿Por qué lo harían?, No me conocen- era una frase impactante pero no podía tomársela muy enserio.

-Esta bien, ¿Por qué mis padres nunca me hablaron de ti?-

-No lo sé, supongo que ellos tampoco me conocen- forzaba a sus ojos a no cerrarse.

-Es obvio que la relación con Ten era complicada pero no logro asimilar tu casi borrada existencia de la familia- empezaba a desesperarse.

-Como el miembro de la familia indeseado- río irónicamente.

-¿Es así? ¿No eras bienvenido?- empezaba a armar sus conclusiones.

-No, ellos no son el problema. Todo es por ella- volvía a reír.

-¿Quien es "ella"?- fue directo a cuestionar.

-Mi... mi- no pudo terminar, el vómito no lo esperó e hizo que expulsara todo en el suelo. Donghyuck se apresuró a traer un recipiente para que no continuara el desastre.

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Los rayos entraban fuertemente por su ventana, le dolía su cuerpo terriblemente, manos y pies carecían de temperatura. Soltó por un momento el objeto contundente y fue a revisar la puerta. Se asomó cuidadosamente, en el pasillo abundaba el silencio. Regresó a su cuarto, antes de dirigirse a su cama a descansar debidamente, revisó su teléfono y se percató de los mensajes de su amigo. Eran pocos a comparación de los que esperaba.

Quería contestar pero por la guardia que había montado, su capacidad de razonamiento era nula y no podía formular alguna excusa por su ausencia. Apagó el teléfono y se cubrió con las sabanas deseando no despertar muy pronto, no si antes atascar una silla en la puerta y unas barras de madera en las ventanas corredizas.

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El contraste residencial era muy notorio. Doyoung que había salido muy temprano de su lujosa casa ahora se encontraba conduciendo su llamativo automóvil entre calles mal pavimentadas y viviendas con fachadas que las hacían lucir como abandonadas.

Con desconfianza descendió de su vehículo cuando ubicó la vecindad que estaba buscando. Al ingresar, le preguntó a una anciana por el nombre del estudiante.

-Si, es en aquel cuarto. Con cortinas amarillas- señaló la canosa mujer.

Al encontrarse la puerta solo protegida con una pedazo de tela que simulaba a una cortina, se permitió entrar.

-Bueno dias, señor ¿Na?- quedó desconcertado al ubicar al padre de Jaemin inconsciente en el sofá. Se acercó para auxiliarlo pero sus preocupaciones se esfumaron cuando visualizó un botella de licor en su mano y el insoportable olor a alcohol.

-¿Qué hace aquí?- reclamó el pelinaranja que iba entrando a la habitación.

-Jaemin, me asustaste. Yo venía a verte y....- fue interrumpido.

-Ya me vió, ahora larguese- tomó la cortina para alzarla y exigir su retiro.

-Un momento, tu miserable situación no te da el derecho de hablarme así. Lo sé todo. Te espero en mi auto- el director salió de la casa y Jaemin lo siguió.

-Esto ya no es una advertencia, es una amenaza. Aléjate de mi hijo, sino la pasarás muy mal- pronunció contundente apenas el menor cerró la puerta del vehículo.

-Y si no lo hago, ¿qué?- sonrío de manera burlona.

-Te conviene hacerlo, sino me encargaré de destruirte a tal grado que odiarás el día que conociste a Jeno. Acaso no ves que personas como tú solo sirven para mantener la buena imagen de nosotros. Tienes tu limosna escolar porque respalda nuestra imagen de institución educativa democrática y sin discriminación. Pero gente como tú nace en nidos de ratas como este y por más que aspire a superarse, terminarán muriendo en el mismo lugar-

-No me alejaré de Jeno- se defendió aunque las palabras de Doyoung lo habían lastimado.

-Lo harás, a partir de mañana sí me entero que tan sólo le dedicas los "Buenos días" a mi hijo, personalmente me encargaré de montar todo para que parezca la falta más grave y que ninguna otra escuela quiera recibirte para que concluyas el ciclo escolar-

-No puede hacer eso, Jeno me buscará de todas formas-

-Yo ya me encargue de él, así que no hay nada más que decir-

-Eso ya lo veremos- salió del auto enfurecido de dolor, regresando a casa y ver a su alcohólico padre que tomaba un reloj que iba a ser rematado para mantener su vicio. Sin importar que Jaemin no había comido desde la noche anterior.

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Gracias por leer.

Juntos por la razón equivocada (Taehyuck).Where stories live. Discover now