Capítulo 01: Parte 2

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Jackson Styles aflojó el cuello de la corbata y lanzó un suspiro de alivio. Una llamada, una simple llamada telefónica había bastado para poner fin a tres meses de angustia y terror. La había estado esperando durante tanto tiempo que ya creía imposible que, a esas alturas, alguien pudiera devolverle la paz con tan solo un par de palabras. Esa paz que le había sido robada impunemente meses atrás.

«La han encontrado.» Tres palabras que repicaban en su cabeza sin cesar mientras caminaba por los pasillos de la comisaria de Loma Linda. El clima era agobiante, y una multitud de gente parecía atiborrar cada rincón de la pequeña comisaria. Deseaba llegar a la oficina de Cassidy y ponerse al tanto de las novedades. Había llegado desde Fresno y esperaba marcharse de allí con las respuestas que había estado buscando.
Sonrió cuando, por fin, una mujer de unos cincuenta años, pequeña y regordeta, se acercó a él.

—Disculpe, ¿podría decirme dónde puedo encontrar al comisario Cassidy?

—Es usted el teniente Jackson Styles, ¿verdad? —preguntó mientras estudiaba su apariencia.

Jackson frunció el ceño.

—Sí. ¿Cómo se ha dado cuenta?

La mujer se acomodó las gafas que insistían en bajar por el puente de su nariz.

—Podría decirle que, después de trabajar aquí durante tantos años, he sido bendecida con la capacidad de reconocer de inmediato a un policía cuando lo veo, pero la respuesta es más simple. Trevor me dijo que usted vendría, y a leguas se nota que usted no es de aquí —respondió y se encogió de hombros.

—Entiendo. —Le sonrió y, a pesar de lo que le había dicho, el presintió que lo de su capacidad era más real de lo que ella creía.

—Venga conmigo.

La siguió a través del pasillo y, cuando se detuvieron ante una puerta de vidrio con las persianas cerradas, la mujer se dio media vuelta y lo miró.

—Él lo está esperando —le indicó y se alejó por donde había venido.

—Gracias... —Habría querido preguntarle su nombre, pero ella ya había desaparecido de su vista.

—Adelante. —La voz de Trevor Cassidy denotaba preocupación.

—Comisario, soy el teniente Jackson Styles de la División de Personas Desaparecidas de la Policía de Fresno —se presentó.

Cassidy extendió la mano y lo invitó a sentarse.

—Me alegra que haya podido venir, teniente. —Apagó su cigarrillo en el cenicero—. ¿Fuma?

—No, lo dejé hace algunos años.

—Muy bien por usted.

Jackson Styles estaba impaciente; deseaba escuchar lo que aquel hombre tenía que decirle.

—Cuando buscamos en la base de datos de personas desaparecidas en California en los últimos meses y dimos con su caso, no creímos obtener resultados tan pronto —explicó mientras se apoyaba contra el respaldo de la silla.

—¿Están seguros de que se trata de la misma persona? —No quería pensar que su viaje hasta allí había sido en vano.

—Por completo; hemos visto las fotografías y, aunque la muchacha está bastante desmejorada, sin duda es la misma.

Jackson Styles respiró hondo. Una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro; después de tanto tiempo había comenzado a reír nuevamente.

—Quisiera verla.

—Podemos ir ahora mismo, si quiere. Acabo de llamar al hospital, y el doctor me ha informado de que ya ha despertado.

Ambos se pusieron de pie y abandonaron la oficina con rumbo al hospital. Jackson sintió, entonces, que una luz blanca, radiante y poderosa se abría ante él después de haber estado caminando a través de un túnel oscuro y desolador.

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