Capítulo 22: Parte 2

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Harry observó su reloj; faltaba casi una hora para el entierro de Lisa Rogers y todavía debía pasar a buscar a Elizabeth. Se bebió la cuarta taza de café y echó un vistazo a su compañera.

—¿Has encontrado algo? —le preguntó y apartó sus ojos cansados de la pantalla del ordenador.

—Estoy revisando el recorrido del ferrocarril más cercano al lugar donde apareció Elizabeth después de su secuestro.

—No creo que sea difícil. El lago Big Bear está en un área apartada, no deben de pasar muchas líneas por allí.

—Recuerda que en el expediente dice que el doctor que la atendió en Loma Linda declaró que podría haber llevado más de veinticuatro horas huyendo, lo que nos da un radio más amplio de búsqueda.

Harry asintió, él mismo había leído el expediente del caso del secuestro de Elizabeth de arriba abajo.

—Bien, creo que tengo algo —dijo al fin Rachel.

Harry se levantó de un salto y fue hasta ella.

—La línea Southwest Chief, que une Chicago con Los Ángeles entra en California desde Arizona. Pasa por Victorville y llega hasta San Bernardino. Victorville está a unos sesenta kilómetros del lago Big Bear. Creo que, el sitio donde estuvo Elizabeth, debe de ser algún lugar en las cercanías de Victorville, una zona rural. No puede ser cerca de San Bernardino porque está muy lejos y es una zona altamente urbanizada.

—Bien, ordena que envíen un grupo de hombres a peinar los alrededores. Que sigan el trazado de la vía. —Volvió a su escritorio.

—¿Nosotros no vamos a ir? —preguntó Rachel extrañada.

Le había dicho a Elizabeth que la acompañaría a despedir a su amiga, pero quería ir hasta el lago y supervisar él mismo la búsqueda.

—Sí, adelántate; debo hacer una llamada.

—Bien. —Se colocó la pistola dentro de la cartuchera y salió de la oficina.

(...)

Unos instantes después, el teléfono sonaba en el loft del detective y Sam, impaciente, ladraba para que alguien lo atendiera.

—Era Harry. —Elizabeth dejó escapar un suspiro—. No podrá acompañarme a la ceremonia.

—Yo iré contigo, chérie —dijo Brandon y le sonrió—. Podemos continuar con el trabajo mañana.

—¿Seguro?

—¿Para qué están los amigos?

—Bien, iré a cambiarme. Regreso enseguida; Sam te hará compañía mientras tanto —le gritó y entró a la habitación.

Brandon miró a Sam, el perro lo contemplaba con cara de pocos amigos.

—No tardes demasiado, creo que no le caigo bien a tu amiguito.

—¿Por qué lo dices? Sam es encantador.

—Lo será contigo, chérie. No me gusta la manera en que mi mira.

—Es solo porque es un poco tímido con los extraños —dijo Elizabeth y se reunió con él en el salón—. Son solo celos —agregó mientras se colocaba un chal de lana negra sobre los hombros.

—El negro te sienta de maravilla, chérie.

—Desearía haberlo usado bajo otras circunstancias —respondió con tristeza.

—Lo sé, lo sé. Pero tenía que decirte que estabas hermosa de todas maneras.

—Gracias, Brandon. Sé que lo que quieres es animarme.

Nomeolvides | H.S.Where stories live. Discover now