Capítulo 08: Parte 2

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Harry conducía e intentaba dirigir su atención solamente a la carretera, pero le era difícil con Elizabeth sentada a su lado. La observó de reojo cuando se detuvieron en un semáforo.

Parecía estar más tranquila, tenía un brazo estirado sobre la ventanilla y el otro apoyado sobre su regazo. Le prestaba atención al panorama con la cabeza ladeada hacia un lado y sin poder evitarlo, la mirada de Harry se posó en las piernas que asomaban debajo de la falda color lila, que combinaba a la perfección con su camisa impecablemente blanca, a esas alturas, repleta de arrugas. Él se sintió cautivado por el suave movimiento de sus pechos al compás de su respiración. Su melena descansaba sobre el asiento y algunos mechones caían en desorden sobre un costado de su rostro, la observó mientras intentaba acomodárselos nuevamente detrás de las orejas y deseó poder hacerlo él mismo.

Un bocinazo de un automóvil que le exigía que se moviera lo devolvió a la realidad y cuando lanzó una maldición en voz alta Elizabeth se volvió y clavó sus ojos claros en los suyos. Harry desvió la mirada, a la vez que reanudaba la marcha Elizabeth lo contempló durante un instante y, luego, volvió a dirigir su atención al exterior.

Se había subido a su automóvil casi sin chistar. Después de aquella discusión con su compañera, Harry fue por ella a la oficina y le dijo que la llevaría él mismo a un lugar seguro. Lo había notado demasiado molesto como para siquiera preguntarle hacia dónde se dirigían; solo se limitó a hacer lo que él le decía.

Al parecer, la riña que había tenido con la detective Parker había sido grave. Se preguntó qué clase de relación tendrían realmente. Rachel Parker le había dicho que estaban juntos desde hacía dos años y que conocía a su compañero más que a nadie en el mundo. Elizabeth no estaba por completo segura, pero había creído percibir algo más que admiración de parte de ella. Quizá no solo se relacionaban en su trabajo, sino que lo hacían de una manera más personal e íntima. Elizabeth tragó saliva; debía reconocer que aquella idea no le agradaba demasiado, sobre todo porque al parecer, la detective Rachel Parker veía en ella a una posible rival. Harry giró hacia la izquierda y siguió derecho a través de la avenida Manning; luego se introdujo en la calle Henderson Sur.

Elizabeth lo miró otra vez.

—Creía que habías dicho que no podía volver a mi casa —dijo ella al reconocer el lugar que iban dejando atrás.

—Necesitas preparar una maleta solo con lo necesario.

—No necesitaré ninguna maleta, solo me hará falta darme una ducha y cambiarme de ropa. Es probable que mañana tu gente haya terminado y pueda regresar a casa —alegó confiada.

Harry detuvo el automóvil al borde del camino y apretó las manos en el volante.

—Me temo que eso no va a ser posible, Elizabeth —le dijo con la vista fija en el parabrisas—. Tú, mejor que nadie, sabes que esa casa ya no es segura para ti; él pudo burlar todas las medidas de seguridad y meterse en tu habitación. —Apretó los nudillos con fuerza; aún no lograba sacarse del cuerpo la zozobra que le había provocado saber que aquel hombre había estado tan cerca de ella.

—¡Pero no puedo marcharme y dejar todo así sin más! —protestó indignada—. ¡No es justo que sea yo la que tenga que estar huyendo!

—Estoy de acuerdo contigo; no es lo justo, pero sí lo más seguro.

Elizabeth levantó las manos. —¿Y qué hay de mis cosas? Mis cuadros: ¡no puedo abandonar mi taller así como así!

Harry había sospechado que no iba a ser sencillo tener esa conversación con Elizabeth, pero debía convencerla de que lo que estaba haciendo era lo mejor para ella.

Nomeolvides | H.S.Where stories live. Discover now