Capítulo 18: Parte 2

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La película, como era de esperar, estaba en blanco y negro y estaba ambientada en Egipto en la década de los años veinte. Elizabeth observaba con atención. Whemple, uno de los personajes que se veía en la pantalla, preso de la curiosidad y la codicia, abre el cofre que contiene el rollo de Thoth. Después de quitar la cinta roja que lo sujetaba desenvuelve el antiguo pergamino y así desafía a la maldición. Cuando comienza a leer aquellos jeroglíficos egipcios la momia de Im ho tep, que descansa en su sarcófago, abre sus ojos.

Harry notó que Elizabeth se movía inquieta. Intentó no reírse y procuró seguir atento a la película.

La momia no solo mueve sus ojos, ha separado los brazos del pecho y comienza a caminar hacia el hombre que, sin saberlo, la ha despertado de su sueño de más de tres mil años.

Elizabeth dejó la porción de pizza sobre la caja, estaba empezando a perder el apetito. La mano de la momia, lentamente se va acercando a su objetivo y cuando, por fin, logra alcanzarlo, el profanador comienza a gritar aterrado.

Harry observó a Elizabeth por el rabillo del ojo. Sostenía la copa casi vacía de vino con las dos manos. Estaba inmóvil.

Los gritos luego se mezclan con fuertes carcajadas; el hombre ha perdido la razón y mientras continúa riendo la momia de Im ho tep desaparece del lugar.

—¿Estás bien? —preguntó Harry y se esforzó por no hacer algún comentario burlón.

Elizabeth asintió mientras bebía el último resto de vino que le quedaba. Extendió la copa.

—Sírveme otra.

Harry obedeció y volvió a llenar con vino blanco su copa vacía. Elizabeth se lo bebió casi de un sorbo. Harry la miró asombrado. Volvió a concentrarse en la película. La pantalla mostraba el primer plano de la cara de Im ho tep, sus ojos sin vida reflejaban una luz aterradora. Un perro ladraba en medio de la noche al percibir su presencia.

Elizabeth dio un salto cuando Sam comenzó a ladrar a su lado.

—¡Por Dios, Sam! —exclamó Elizabeth y se llevó la mano al pecho.

Harry ya no pudo controlarse más y se echó a reír.

—¡Sam, no vuelvas a hacer eso! —lo regañó—. ¿No ves que Elizabeth teme que la maldición de la momia pueda llegar hasta ella?

Elizabeth le lanzó una mirada asesina y por un segundo, deseó tener el mismo brillo maligno de Im ho tep en los ojos para mostrarle lo enfadada que estaba.

—¡No es gracioso!

—¡Oh, sí lo es! —dijo y se mordió el labio—. Eres deliciosamente graciosa.

Elizabeth dejó la copa sobre la mesa y buscó entretenerse acariciando la cabeza de Sam, que parecía estar más asustado que ella. Pero solo era consciente de que Harry la estaba mirando, de que la película seguía avanzando y de que ninguno de los dos le estaba prestando atención ya.

En el momento en que se inclinó para besarla, Elizabeth volvió la cabeza hacia otro lado. Harry era demasiado encantador, pero ella debía resistirse. La tomó de la barbilla para obligarla a mirarlo a los ojos, Elizabeth dejó escapar un gemido que pretendía ser una protesta. Pero ambos sabían que no lo era. Debería apartarse, pero su cuerpo no parecía estar en sincronía con su sentido común.

La oposición, débil como era, cedió cuando sus labios entraron en contacto. Él aún mantenía sus dedos en la barbilla de Elizabeth para obligarla a entreabrir su boca. Su lengua no cruzó el límite de la línea de sus dientes y solo acaricio el interior del labio inferior, pero Elizabeth sintió que se hundía en un mar de deleite. La mano grande y fuerte de Harry se apoyó sobre su espalda para acercarla más a él.

Nomeolvides | H.S.Where stories live. Discover now