Capítulo 15: Parte 2

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El Mustang negro de Harry dobló en la intersección de la avenida Olive con la calle Fulton. Apenas quince minutos antes, Elizabeth les había dicho a él y a Rachel que Jack Gordon, su ex novio, vivía en aquella calle. La misma desde donde habían llamado a la emisora de radio para dedicarle a Elizabeth una canción. Harry no creía en las coincidencias y aquel dato era una pista certera y real.

Por el rabillo del ojo observó a su compañera. Aún seguía intrigado por su presencia en su casa; había notado cierto nerviosismo tanto en ella como en Elizabeth cuando lo vieron llegar, y si su instinto no le fallaba aquellas dos mujeres le estaban ocultando algo.

—¿Crees que vivirá todavía aquí? —preguntó Rachel, sin mirarlo a los ojos.

—No lo sé. Elizabeth dejó de verlo hace tiempo; según el expediente del caso la última vez fue la misma noche en que fue secuestrada —dijo con seriedad.

—Y ahora, cuatro años después, alguien llama a la radio para dedicarle una canción de amor, justo desde una cabina cercana a su casa.

Harry asintió en silencio.

—¿Crees que es él?

—No lo sé, hablaremos con el sujeto y veremos qué es lo que tiene que decirnos. —No quería precipitarse y cometer un error, pero no podía pasar por alto que en la investigación de su padre del secuestro de Elizabeth, Jack Gordon había sido considerado desde siempre el primer sospechoso. Pero tenía una coartada y como Elizabeth había perdido la memoria la investigación se había quedado estancada hasta terminar en el cajón de los casos sin resolver.

—Es allí. —Rachel señaló una casa blanca con techo azul ubicada justo en la esquina. Unos metros más adelante distinguieron la camioneta que pertenecía al laboratorio de criminalística.

—Parece que los muchachos ya están haciendo su trabajo —comentó Harry y estacionó su automóvil frente a la casa de Jack Gordon.

Atravesaron un camino estrecho de grava y llegaron al porche que estaba iluminado por la tenue luz que despedía una lámpara de gas. Harry dio unos cuantos golpes a la puerta mosquitera. No se escuchaba ningún sonido proveniente de la casa, pero un par de minutos después un hombre joven, ataviado en pijama, les abrió. Harry y Rachel sacaron sus placas.

—Somos los detectives Parker y Styles, deseamos hablar con el señor Jack Gordon —anunció.

El hombre se rascó la cabeza y retrocedió.

—¿Qué es lo que quieren?

—¿Es usted Jack Gordon? —preguntó Rachel. No cabían dudas de que el hombre se estaba poniendo nervioso.

—Lo soy —respondió finalmente—. ¿Qué quieren hablar conmigo?

—Necesitamos hacerle algunas preguntas; le solicitamos que nos acompañe a la comisaría de policía para interrogarlo con más calma. —Harry percibió de inmediato la palidez en el rostro afilado de Jack Gordon.

—¿De qué se trata?

—Preferiríamos hablar en la comisaría, señor Gordon.

—¿Y si me niego? —dijo desafiante.

—No se lo recomendaría, señor. Obtendríamos una orden y volveríamos a por usted en un par de horas. —Ladeó la cabeza—. Le conviene cooperar con nosotros.

Jack Gordon masculló un par de maldiciones mientras entraba en la casa a cambiarse de ropa.

—¿En cuánto tiempo te ha dicho el juez que nos conseguirá esa orden de registro?

—Debe de estar en mi escritorio en este preciso momento —respondió Rachel.

—Perfecto. —Se llevó las manos a la cintura—. Ocúpate tú mientras yo me encargo de interrogar al simpático señor Gordon.

Nomeolvides | H.S.Where stories live. Discover now